Después de la inserción en el organismo del paciente, el sensor funciona de manera automática y continua durante 90 días, tras los cuáles ha de ser sustituido por otro
El dispositivo, llamado Eversense, se compone de tres elementos. Por un lado, el sensor implantable de forma subcutánea; por otro, un transmisor con conexión bluetooth que se coloca en el brazo del paciente con diabetes y que actúa como el glucómetro, y por último una aplicación móvil, adonde llegan los datos registrados y se almacenan de forma continua.De esta forma, utilizando la tecnología de fluorescencia, el pequeño monitor de glucosa analiza los niveles registrados por el sensor y los envía en tiempo real al dispositivo móvil. La aplicación a su vez tiene características que brindan la posibilidad de establecer alarmas cuando los niveles de azúcar superen los niveles aconsejados para el paciente o para realizar un seguimiento histórico de sus niveles de azúcar en sangre, con la finalidad de que el médico pueda realizar un análisis clínico.
Después de la inserción en el organismo del paciente, el sensor funciona de manera automática y continua durante 90 días, tras los cuáles ha de ser sustituido por otro. Como explican desde la compañía, tras el visto bueno de la Comisión Europea, la empresa “llevará a cabo actividades de vigilancia posterior a la comercialización, que consisten en recoger datos de seguridad y de rendimiento a largo plazo de las inserciones de estos sensores”, señalan en un comunicado.
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