La protección de los pacientes frente a la radiación es una de las grandes preocupaciones de los profesionales sanitarios a la hora de realizar radiografías. ¿A quién no le han colocado alguna vez el ya tradicional y pesado chaleco de plomo? Una práctica extendida en la medicina durante décadas pero que ahora comienza a ser replanteada por médicos y radiólogos.
Tal y como informan desde Medscape, cada vez son más los hospitales que toman la decisión de no cubrir los órganos reproductivos o los fetos durante la realización de una prueba de imágenes. Una decisión apoyada en las conclusiones de importantes científicos y profesionales médicos que han expresado en los últimos tiempos que esta práctica puede afectar a la calidad de los resultados de las pruebas.
Incluso, la práctica de cubrir con plomo a los pacientes a la hora de realizar este tipo de pruebas radiológicaspuede incrementar sin darnos cuenta la exposición de los pacientes la radiación.
El objetivo de este tipo de conclusiones siempre pasa por la mejora de la atención sanitaria. El reto que se presenta ahora es el gran esfuerzo que hay que realizar para convencer a los organismos reguladores, los profesionales médicos y, especialmente, a los pacientes de que la mejor de las opciones pasa por no utilizar ningún tipo de protección en la realización de las pruebas de obtención de imágenes mediante el uso de técnicas de rayos X.
No cabe duda que el objetivo que se plantea a través de estas líneas es un reto mayúsculo. El miedo a la radiación se encuentra fuertemente arraigado en la conciencia colectiva y no son pocos los que muestran su sorpresa cuando descubren que la protección puede generar problemas.
El miedo a la radiación se encuentra fuertemente arraigado en la conciencia colectiva
Los profesionales que defienden esta nueva corriente ponen el foco en los dentistas como uno de los elementos clave en esta modificación de la conciencia general en relación a este tema, ya que son ellos los que realizan más del 50% de las radiografías.
Rebecca Marsh, médica física del Anschutz Medical Campus de la Universidad de Colorado en Aurora (Estados Unidos), señala que “existe un gran componente psicológico no solo con los pacientes sino también con el personal”, ya que resulta muy complicado abordar una cuestión “tan profundamente arraigada en la mente de la comunidad de atención de la salud y de los pacientes”.
Fue en la década de 1950 cuando, tras la realización de una serie de estudio en moscas de la fruta sobre las consecuencias de la exposición a los rayos X, cuando se comenzó a recomendar la necesidad de cubrir los testículos y los ovarios a la hora de realizar una radiografía ante el temor de que la radiación pudiese dañar el ADN y generar defectos de nacimiento.
Desde este momento no se ha había vuelto a replantear estas consecuencias. Pero, en la última década, profesionales de la radiología han comenzado a reevaluar esta práctica en base a los últimos avances que se han producido en el campo de la tecnología de imagen así como en un mayor conocimiento sobre la comprensión de los efectos que tiene la radiación.
Estos profesionales indican que los escudos de plomo son difíciles de colocar con precisión y, de forma habitual, no terminan de proteger con efectividad las áreas que deberían proteger. Incluso, cuando están bien colocados, pueden generar sombras en áreas que los profesionales médicos necesitan ver con total claridad. Y, un dato importante, los chalecos de plomo no protegen contra uno de los mayores riesgos de la radiación: la dispersión.
Esta curre cuando la radiación rebota dentro del organismo incluso debajo del chaleco, y acaba depositando su energía en los tejidos.