Las patologías de próstata son unas de las más frecuentes en hombres mayores de 50 años. Síntomas como la dificultad y dolor al orinar o sensación de vaciado incompleto son consecuencia de una estrechez en la uretra, afectando negativamente al bienestar y calidad de vida de las personas que lo sufren.
Para tratar esta patología (adenoma de próstata o hiperplasia benigna de próstata) se puede hacer por cirugía abierta y cirugía endoscópica. “La indicación de una técnica u otra se realiza principalmente en función del tamaño prostático y la experiencia quirúrgica del cirujano”, señala el doctor Ángel Abengozar, urólogo en el Hospital Quirónsalud Clideba de Badajoz.
Hasta ahora para las próstatas de gran volumen la única opción era la cirugía abierta, el método más invasivo de todos ya que se extrae de forma manual la totalidad del adenoma prostático a través de una incisión abdominal por debajo del ombligo, con largas estancias hospitalarias y posoperatorios más complejos.
“Gracias a la energía láser se hace una incisión en el adenoma de próstata, extirpándolo en su totalidad para su posterior fragmentación y extracción completa”
El Hospital Quirónsalud Clideba ha incorporado recientemente la enucleación prostática con láser holmio (técnica HoLEP), una alternativa a la cirugía abierta y que presenta ventajas significativas respecto a esta. “Gracias a la energía láser se hace una incisión en el adenoma de próstata, extirpándolo en su totalidad para su posterior fragmentación y extracción completa”, destaca el doctor Abengozar. Este método iguala las ventajas de la cirugía abierta sin necesidad de incisiones superficiales, lo cual evita posibles complicaciones y dolor posoperatorio, y que gracias a la precisión de corte del láser holmio disminuye el sangrado intraoperatorio. También permite que el paciente pueda ser dado de alta en las 24 o 48 horas siguientes, reduciendo la estancia hospitalaria respecto a otras técnicas, con el único requisito de que debe mantener una sonda vesical durante tres días.
Según el especialista del Hospital Quirónsalud Clideba, “la intervención se realiza accediendo a la próstata a través de la uretra para ir seccionando el adenoma de próstata con la fibra láser”. “Una vez seccionado el adenoma de forma completa o en dos lóbulos se procede a su extracción mediante una técnica de morcelación, que consiste en utilizar un instrumento que permite succionar y triturar el tejido prostático, que es extraído para su posterior análisis patológico”, detalla.
En cuanto a las complicaciones posoperatorias, las más frecuentes son el sangrado y la perforación de la cápsula prostática, aunque generalmente, según el doctor Abengozar, se solucionan “manteniendo el sondaje vesical durante más tiempo y lavando la vejiga con suero fisiológico”.
La Asociación Europea de Urología (EAU) recuerda que “la experiencia del cirujano es el factor más importante que afecta la aparición de complicaciones” en este tipo de procedimientos, por eso el servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Clideba se preocupa por contar con profesionales formados y experimentados en dicha técnica y así garantizar un entorno seguro para el paciente.
FOTOVAPORIZACIÓN CON LÁSER VERDE
También existen otras técnicas para tratar la hiperplasia benigna recomendadas para próstatas de menor tamaño, como la resección prostática con energía bipolar (RTU) o la fotovaporización con láser verde. Este último es mínimamente invasivo y su objetivo es eliminar el tejido prostático obstructivo mediante su vaporación con energía laser.
“La estancia hospitalaria y el sondaje vesical no llega a las 24 horas”
“Está recomendado para próstatas menores de 80cc de volumen y es un método muy seguro, con buenos resultados funcionales y una baja tasa de complicaciones”, apunta Ángel Abengozar, que además resalta que tras la fotovaporización con láser verde “la estancia hospitalaria y el sondaje vesical no llega a las 24 horas”.
Tampoco produce sangrado, por lo que es la alternativa idónea para varones con hiperplasia benigna de próstata de tamaño moderado que tengan alto riesgo de sangrado o que no puedan suspender tratamientos anticoagulantes. Respecto a la intervención, se realiza habitualmente bajo anestesia intradural y su duración suele ser entre 30 y 90 minutos, con resultados inmediatos para el paciente, que notará un alivio significativo de los síntomas obstructivos.