La calidad de vida de los paciente es clave a la hora de abordar sus patologías y esto es precisamente de lo que carecen los afectados por disfagia, también denominada "trastorno de la deglución". A pesar de tratarse de una patología muy común, apenas se habla de ella y, aunque puede afectar a cualquier rango de edad, su prevalencia es más alta en las personas mayores.
La disfagia se presenta, sobre todo, en aquellas personas que previamente han sufrido un ictus o enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer o el párkinson. En este sentido, su desconocimiento, incidencia e importancia ponen de manifiesto la necesidad de su detección en estadios iniciales para evitar complicaciones.
VIDEOFLUOROSCOPIA
Según esta especialista, “el diagnóstico de la disfagia se establece normalmente por la anamnesis dirigida a la exploración física, a través de cuestionarios específicos (tipo EAT-10); y mediante la prueba clínica de volumen-viscosidad MECV-V”. No obstante, en algunos casos éstas opciones no garantizan la detección, por lo que se hace necesario recurrira la la videoradiología de deglución, o videofluoroscopia, una técnica que va ganando terreno en la materia gracias a las nuevas tecnologías.
Esta alternativa consiste en la exploración radiológica dinámica con el objetivo de observar las posibles alteraciones de la deglución. El equipo generalmente utilizado para este examen consiste en una mesa radiográfica, uno o dos tubos de rayos X y un monitor similar a un televisor.
Para iniciar el procedimiento, el paciente debe ingerir diferentes bolos de alimento de distintas texturas, consistencias y volumen. Paralelamente, el profesional sanitario va registrando en vídeo todo el proceso deglutorio mediante la máquina de rayos conectada a un sistema de grabación.
De esta forma, a través de un contraste, se puede detectar si el tipo de bolo es seguro para el paciente. Y es que, las pequeñas filtraciones que no reducen las lecturas de oxígeno del pulsioxímetro son detectables únicamente con la videofluoroscopia. Por este motivo, parece que su uso se está generalizando poco a poco en nuestro país en los diferentes centros especializados en disfagia para mejorar su abordaje.
ELECTROESTIMULACIÓN NEUROMUSCULAR
En cuanto a las técnicas terapéuticas para el abordaje de la disfagia en neurorehabilitación, las más comunes recogen el entrenamiento de praxias orofaciales, la estimulación térmica y gustativa, maniobras deglutorias, vendaje neuromuscular, y terapias manuales, o miofuncionales. Eso sí, como asegura la doctora Colmenar, desde el área de Logopedia han comenzado a aplicar nuevas técnicas de tratamiento, donde cobra protagonismo la electroestimulación neuromuscular.
Se trata de una técnica no invasiva que consiste en aplicar una corriente eléctrica en determinados zonas para estimular los nervios que inervan los músculos (o los músculos directamente) para mejorar la situación a nivel motor, aunque también se puede emplear para estimular la sensibilidad de una cierta zona.
Estos electrodos transcutáneos van conectados a una máquina, que transmiten unos estímulos eléctricos para potenciar los músculos con una inervación motora conservada. Durante los 40 minutos de estimulación, se realizan ejercicios tanto deglutorios como no deglutorios para que el tratamiento tenga una funcionalidad fisiológica en el paciente y se consigan mayores resultados.
Desde el punto de vista de la rehabilitación, también comienza a instaurarse en España la electoterapia, la electromiografía y la telerehabilitación, lo que según la doctora “viene a ser un hangout de una sesión de logo-disfagia”.
IMPRESIÓN 3D
Por otra parte, a finales del año 2015 se presentó elProyecto Performance, una iniciativa que pretendía crear comidas impresas en 3D utilizando una tecnología propia de laNASA para desarrollar alimentos tridimensionales aptos para los pacientes con disfagia, y que finalmente se ha llevado a cabo con financiación de la Unión Europea.
Esta tecnología reproduce el aspecto y el sabor de los alimentos reales, pero con una peculiaridad: los adapta a las necesidades de cada paciente. Así, mediante un software, la impresora reproduce cualquier forma y textura sin modificar su sabor.
Por tanto, a través de la impresora se pueden programar las comidas semanales con los nutrientes que requiere cada paciente. Actualmente, también se encuentran trabajando en una especie de recipiente para establecer cadenas de frío y calor en los alimentos a partir de unas perforaciones reflectoras de microondas.
En definitiva, el futuro del diagnóstico y el tratamiento de la disfagia comienza, como casi todo, a girar en torno a la tecnología y los entornos digitales, una premonición que como concluye la doctora Colmener, “debería ir hacia una mayor concienciación por parte del personal sanitario para avanzar en la rapidez del diagnóstico y el abordaje incisivo del tratamiento a partir de dispositivos de electroestimulación y nuevos sistemas de localización muscular/placa neuromuscular específicos”.
El “trastorno de la deglución" perjudica la calidad de vida de quienes lo padecen llegando a producir malnutrición, deshidratación y enfermedades respiratorias
Este trastorno se caracteriza por la dificultad de tragar y pasar los alimentos hacia la boca del estómago, lo que puede traducirse en la malnutrición, rechazo de la comida, deshidratación y enfermedades respiratorias producidas por una aspiraciónde alimentos hacia la vía aérea. Así lo explica a SaluDigital la doctora Carolina Colmener, directora Médico del Servicio de NeuroRehabilitación de Hospitales Nisa, quien señala que “todo ello condiciona de forma importante la calidad de vida y la salud del paciente”.La disfagia se presenta, sobre todo, en aquellas personas que previamente han sufrido un ictus o enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer o el párkinson. En este sentido, su desconocimiento, incidencia e importancia ponen de manifiesto la necesidad de su detección en estadios iniciales para evitar complicaciones.
VIDEOFLUOROSCOPIA
Según esta especialista, “el diagnóstico de la disfagia se establece normalmente por la anamnesis dirigida a la exploración física, a través de cuestionarios específicos (tipo EAT-10); y mediante la prueba clínica de volumen-viscosidad MECV-V”. No obstante, en algunos casos éstas opciones no garantizan la detección, por lo que se hace necesario recurrira la la videoradiología de deglución, o videofluoroscopia, una técnica que va ganando terreno en la materia gracias a las nuevas tecnologías.
Para iniciar el procedimiento, el paciente debe ingerir diferentes bolos de alimento de distintas texturas, consistencias y volumen. Paralelamente, el profesional sanitario va registrando en vídeo todo el proceso deglutorio mediante la máquina de rayos conectada a un sistema de grabación.
De esta forma, a través de un contraste, se puede detectar si el tipo de bolo es seguro para el paciente. Y es que, las pequeñas filtraciones que no reducen las lecturas de oxígeno del pulsioxímetro son detectables únicamente con la videofluoroscopia. Por este motivo, parece que su uso se está generalizando poco a poco en nuestro país en los diferentes centros especializados en disfagia para mejorar su abordaje.
ELECTROESTIMULACIÓN NEUROMUSCULAR
En cuanto a las técnicas terapéuticas para el abordaje de la disfagia en neurorehabilitación, las más comunes recogen el entrenamiento de praxias orofaciales, la estimulación térmica y gustativa, maniobras deglutorias, vendaje neuromuscular, y terapias manuales, o miofuncionales. Eso sí, como asegura la doctora Colmenar, desde el área de Logopedia han comenzado a aplicar nuevas técnicas de tratamiento, donde cobra protagonismo la electroestimulación neuromuscular.
Se trata de una técnica no invasiva que consiste en aplicar una corriente eléctrica en determinados zonas para estimular los nervios que inervan los músculos (o los músculos directamente) para mejorar la situación a nivel motor, aunque también se puede emplear para estimular la sensibilidad de una cierta zona.
"Empleamos dispositivos de electroestimulación con programas o electrodos especialmente diseñados para abordar la musculatura cervical y facial"
En concreto, para mejorar la deglución, se emplea la electroestimulación motora en músculos del "suelo de la boca” y de músculos suprahioideos, así como la estimulación intraoral, tanto motora como sensitiva. “Después de una valoración minuciosa para mejorar la propulsión lingual del bolo, asistir la elevación laringe para proteger la vía aérea durante la deglución, o mejorar la sensibilidad intraoral, empleamos dispositivos de electroestimulación con programas y electrodos especialmente diseñados para abordar la musculatura cervical y facial”, detalla esta especialista.Estos electrodos transcutáneos van conectados a una máquina, que transmiten unos estímulos eléctricos para potenciar los músculos con una inervación motora conservada. Durante los 40 minutos de estimulación, se realizan ejercicios tanto deglutorios como no deglutorios para que el tratamiento tenga una funcionalidad fisiológica en el paciente y se consigan mayores resultados.
Desde el punto de vista de la rehabilitación, también comienza a instaurarse en España la electoterapia, la electromiografía y la telerehabilitación, lo que según la doctora “viene a ser un hangout de una sesión de logo-disfagia”.
IMPRESIÓN 3D
Por otra parte, a finales del año 2015 se presentó elProyecto Performance, una iniciativa que pretendía crear comidas impresas en 3D utilizando una tecnología propia de laNASA para desarrollar alimentos tridimensionales aptos para los pacientes con disfagia, y que finalmente se ha llevado a cabo con financiación de la Unión Europea.
Esta tecnología reproduce el aspecto y el sabor de los alimentos reales, pero con una peculiaridad: los adapta a las necesidades de cada paciente. Así, mediante un software, la impresora reproduce cualquier forma y textura sin modificar su sabor.
Por tanto, a través de la impresora se pueden programar las comidas semanales con los nutrientes que requiere cada paciente. Actualmente, también se encuentran trabajando en una especie de recipiente para establecer cadenas de frío y calor en los alimentos a partir de unas perforaciones reflectoras de microondas.
En definitiva, el futuro del diagnóstico y el tratamiento de la disfagia comienza, como casi todo, a girar en torno a la tecnología y los entornos digitales, una premonición que como concluye la doctora Colmener, “debería ir hacia una mayor concienciación por parte del personal sanitario para avanzar en la rapidez del diagnóstico y el abordaje incisivo del tratamiento a partir de dispositivos de electroestimulación y nuevos sistemas de localización muscular/placa neuromuscular específicos”.