Los corazones artificiales hechos a medida son todavía algo de ciencia ficción, pero las técnicas de ingeniería que permitirán llegar a este objetivo ya están en desarrollo en en laboratorios de todo el mundo. De momento, una pieza esencial de dicho rompecabezas, el ventrículo cardiaco, acaba de ser creada por un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard (Estados Unidos), según una publicación del centro.
Concretamente, los expertos han construido un modelo del ventrículo izquierdo del corazón a partir de un material de nanofibras con células cardiacas vivas, que es capaz de latir por sí solo al igual que uno real.
El material y la técnica de diseño del dispositivo también han sido desarrollados por el grupo de especialistas del centro estadounidense. Se trata de un proceso especial, llamado "pull spinning", el cual crea la pieza de la forma deseada, mientras se asegura que las fibras biodegradables de poliéster y gelatina estén alineadas en la misma dirección.
Si se insertan las propias células del corazón de un paciente en el dispositivo, será posible predecir qué terapias son las más beneficiosas en cada caso individual
La alineación, también vista dentro de las fibras conectivas de un corazón vivo, es lo que garantiza que las células del órgano, que tienen una forma alargada, se coloquen en la misma dirección y trabajen juntas para generar latidos dentro del ventrículo modelo.
La técnica se puede utilizar para estudiar cómo los diferentes medicamentos afectan a un corazón latente, así como la naturaleza y las causas de las enfermedades cardiacas, con lo que se podría evitar el uso de animales en la investigación.
Además, al incorporar las propias células del corazón de un paciente en el dispositivo, podría ser posible predecir qué terapias serían las más beneficiosas en cada caso individual de insuficiencia cardíaca y otras afecciones cardíacas graves.