Las prótesis de hoy en día se fabrican con una amplia variedad de diseños, pero carecen de una capacidad para otorgar a los usuarios un sentido natural de sí mismas. Se sienten, en definitiva, como herramientas y no como una parte del cuerpo de quien los usa. Conscientes de esta situación, un equipo de investigadores de ETH Zúrich, la Universidad de Friburgo, la Universidad de Belgrado y las compañías SensArs y Össur ha combinado su experiencia en un gran número de áreas temáticas para dotar a las prótesis comerciales existentes de un sentido del tacto.
SensArs, una firma suiza, está detrás de una interfaz que puede vincular una prótesis con nervios residuales en el muslo y crear un mecanismo de neurofeedback. La Universidad de Belgrado implantó a dos pacientes con amputación por encima de la rodilla el sistema de neuroestimulación y, después de la calibración y un periodo de uso inicial, los dos voluntarios demostraron mejoras significativas en su capacidad para caminar, incluyendo atravesar una superficie arenosa con una marcha mucho más natural.
"Este estudio de prueba de concepto muestra lo beneficioso que es para la salud de las personas amputadas tener una prótesis que funcione con implantes neurales para restaurar la retroalimentación sensorial"
"Este estudio de prueba de concepto muestra lo beneficioso que es para la salud de las personas amputadas tener una prótesis que funcione con implantes neurales para restaurar la retroalimentación sensorial", ha dicho Stanisa Raspopovic, profesora del Instituto de Robótica y Sistemas Inteligentes de ETH. Zúrich.
Se usó una pierna comercialmente disponible de Össur, que estaba equipada con sensores de presión en su suela, así como alrededor de la rodilla para saber en qué parte de la marcha está la pierna en todo momento. Luego se implantaron los electrodos y el neuroestimulador en los voluntarios y se permitió que los tejidos se curaran.
De forma posterior, los investigadores estudiaron qué señales se ajustan mejor a la sensación natural de caminar y permitieron que se transmitan al neuroestimulador y a los nervios residuales hacia el cerebro. Los voluntarios pudieron sentir sus piernas y no tuvieron que mirarlos constantemente para asegurarse de que todo iba bien. Además, gastaron mucha menos energía caminando, medido por el consumo de oxígeno, y mentalmente no estaban tan cansados, como lo confirmó midiendo la actividad cerebral.
Un hallazgo que si bien no supone una revolución, ha sido muy bien recibido. El dolor del miembro fantasma se redujo significativamente en uno de los voluntarios y desapareció por completo en el otro. Como esto afecta a una gran cantidad de amputados, la nueva técnica puede usarse para tratar esa afección.