Ingenieros e investigadores del Centro Médico Wexner de la Universidad de Ohio, en Estados Unidos, han logrado recuperar la movilidad de los músculos de la mano y el brazo de un paciente tetrapléjico gracias a un implante neuronal conectado a una especie de manga recubierta con electrodos.
Los investigadores, cuyo proyecto ha sido publicado en la revista Nature y que es fruto de 10 años de investigaciones, defienden que sólo hay un retardo de una décima de segundo desde que el paciente piensa el movimiento hasta que el dispositivo lo ejecuta.
Ian Burkhart, un joven que se quedó parapléjico con 19 años debido a un accidente mientras hacía buceo, ha sido el paciente “estrella” al que esta innovación tecnológica, que funciona como una médula espinal artificial, ha ayudado a recuperar la movilidad. Después de 15 meses con el implante neuronal, Burkhart ha pasado de realizar movimientos simples con los dedos a realizar acciones más sofisticadas como coger una cucharita o un teléfono y llevarlo al oído, o incluso tocar una guitarra conectada a un videojuego.
El paciente, que comparte en las redes sociales sus sensaciones y experiencia con el implante explica que “siempre tuve ciertas esperanzas,pero ahora sé que la ciencia y la tecnología lograrán avances que van a mejorar mi vida". El siguiente reto de los investigadores será, además de mejorar los sistemas de codificación de señales cerebrales del dispositivo, será lograr que estas se transmitan desde el implante hacia el brazo de forma inalámbrica, ya que hasta ahora se hace por un cable algo aparatoso. “Sería más cómodo para los pacientes y les permitiría más movilidad, señala uno de los investigadores, en declaraciones recogidas por La Vanguardia.
El siguiente reto de los investigadores es lograr que las señales se transmitan del implante hacia el brazo de forma inalámbrica
El dispositivo, llamado NeuroLife, recoge las señales eléctricas del cerebro relacionada con el movimiento de las extremidades, las envíaa un ordenadorque las recodifica y posteriormente las dirige hacia la manga, compuesta por 130 electrodos, para estimular en el paciente los músculos con el fin de ejecutar los movimientos que su mente ha pensado. Los investigadores, cuyo proyecto ha sido publicado en la revista Nature y que es fruto de 10 años de investigaciones, defienden que sólo hay un retardo de una décima de segundo desde que el paciente piensa el movimiento hasta que el dispositivo lo ejecuta.
Ian Burkhart, un joven que se quedó parapléjico con 19 años debido a un accidente mientras hacía buceo, ha sido el paciente “estrella” al que esta innovación tecnológica, que funciona como una médula espinal artificial, ha ayudado a recuperar la movilidad. Después de 15 meses con el implante neuronal, Burkhart ha pasado de realizar movimientos simples con los dedos a realizar acciones más sofisticadas como coger una cucharita o un teléfono y llevarlo al oído, o incluso tocar una guitarra conectada a un videojuego.
El paciente, que comparte en las redes sociales sus sensaciones y experiencia con el implante explica que “siempre tuve ciertas esperanzas,pero ahora sé que la ciencia y la tecnología lograrán avances que van a mejorar mi vida". El siguiente reto de los investigadores será, además de mejorar los sistemas de codificación de señales cerebrales del dispositivo, será lograr que estas se transmitan desde el implante hacia el brazo de forma inalámbrica, ya que hasta ahora se hace por un cable algo aparatoso. “Sería más cómodo para los pacientes y les permitiría más movilidad, señala uno de los investigadores, en declaraciones recogidas por La Vanguardia.