El trastorno del espectro autista (TEA) es una afección neurológica y de desarrollo que comienza en la niñez y dura toda la vida. Afecta cómo una persona se comporta, interactúa con otros, se comunica y aprende. Este trastorno incluye lo que se conocía como síndrome de Asperger y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado.
Ahora, un estudio internacional muestra que unaterapia con padres para apoyar el desarrollo social de los bebés que muestran signos tempranos de autismo reduce la posibilidad de que se les diagnostique con este trastorno en la primera infancia.
La investigación, publicada en la revista 'JAMA Pediatrics', revela por primera vez que la intervención preventiva, conocida como Intervención por Vídeo-Retroalimentación para Promover la Paternidad Positiva (iBASIS-VIPP, por sus siglas en inglés), contribuye a que los niños queden por debajo del umbral para un diagnóstico clínico de autismo.
El estudio, liderado por Andrew Whitehouse del Instituto Telethon Kids y la Universidad de Australia Occidental, expone que los niños tratados mediante iBASIS-VIPP tenían solo un tercio de probabilidad de ser diagnosticados con autismo a los tres años que los que recibieron tratamientos convencionales.
Los niños tratados mediante iBASIS-VIPP tenían solo un tercio de probabilidad de ser diagnosticados con autismo a los tres años que los que recibieron tratamientos convencionales
"La terapia utiliza la vídeo-retroalimentación para ayudar a los padres a entender y apreciar las capacidades únicas de su bebé, así como a utilizar estos puntos fuertes como base para su desarrollo futuro", ha explicado Whitehouse.
En este sentido, el autor principal de la investigación subraya que muchas terapias para el autismo intentan sustituir las diferencias de desarrollo por comportamientos más "típicos", mientras que “la iBASIS-VIPP busca trabajar con las diferencias únicas de cada niño y crear un entorno social que le ayudara a aprender de la forma más adecuada para el menor”.
De igual modo, el investigador detalla que la iBASIS-VIPP contribuyó a abordar aspectos como los vínculos sociales posteriores y otros aspectos relacionados con el autismo, como las conductas sensoriales y la repetitividad, “hasta el punto de que era menos probable que cumplieran los criterios de diagnóstico centrados en el déficit del autismo”.
La investigación, basada en pruebas clínicas aleatorias con bebés de entre 9 y 14 meses que se realizó en un período de cuatro años en la ciudad australiana de Perth, también demuestra un incremento en la sensibilidad de los padres a las particularidades de sus hijos y en aspectos vinculados al lenguaje.
Sin embargo, Whitehouse remarca que los niños que se situaron por debajo del umbral del diagnóstico de autismo siguen teniendo dificultades en su desarrollo.