La pandemia ha cambiado de la noche a la mañana los hábitos de millones de personas en todo el mundo. Las restricciones impuestas a la movilidad y el confinamiento se han erigido como las mejores armas a la hora de detener la propagación del virus. Hecho que se ha traducido para muchas empresas en el teletrabajo como el mejor de sus aliados para poder continuar con su actividad. Cada día son más las compañías conscientes de sus ventajas, pero, ¿nos hemos parado a pensar un momento cómo se relaciona con la salud?
Para analizar esta situación contamos con la experiencia de Francisco Ortiz Chaparro, licenciado en Ciencias Políticas y Económicas; profesor de política económica en el ITEP; autor de “El teletrabajo, una nueva sociedad laboral en la era de la tecnología”.
“En estos días en que el teletrabajo se ha impuesto como consecuencia de la pandemia de la Covid-19, me gustaría refrescar algunas ideas que impulsé a mediados de los años 90 del siglo pasado, cuando el teletrabajo era algo completamente desconocido, y que hoy están de plena actualidad en todos los ámbitos, aunque me voy a centrar en el ámbito sociosanitario”, explica.
Comenzamos poniendo el foco en las ventajas e inconvenientes que el teletrabajo tiene en relación con la salud. “Entre sus ventajas está que nos permite llevar una vida saludable si se puede vivir en lugares con menos contaminación. Podemos disponer de más espacio, menos estrés, menos posibilidad de contagios (¡clave ahora!) y, por tanto, ahorraremos tiempo y cansancio en desplazamientos. Incrementaremos nuestra satisfacción por la mejora de la productividad y tendremos más posibilidades de conciliación de vida familiar (aunque el confinamiento introduce el inconveniente de que los niños permanecen en casa en jornada laborable)”.
"Entre sus ventajas está que nos permite llevar una vida saludable si se puede vivir en lugares con menos contaminación. Podemos disponer de más espacio, menos estrés, menos posibilidad de contagios y, por tanto, ahorraremos tiempo y cansancio en desplazamientos"
Si ponemos el foco en las desventajas “tenemos que tener presente que el teletrabajo puede inducir a prácticas menos contrastadas en cuanto a salud e higiene en el trabajo. Por ejemplo, mala iluminación, ventilación o temperatura adecuada. Unas malas praxis que puede afectar a la visión, las posturas correctas, o no saber desconectar. También puede incrementar el sedentarismo”.
Por estos motivos expresa que “hay que asegurar el bienestar con medidas 'clásicas' de planificación horaria de conexión y desconexión, equilibrio en la asignación de tareas, cumplimiento, en casa, de las normas de seguridad e higiene en el trabajo, al mismo tiempo que se aprovechan las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías que ayudan a mejorar el rendimiento”.
“Ahora mismo, las tecnologías de realidad virtual son una baza interesante, ya que pueden crear entornos de inmersión que modifican nuestra experiencia sensorial para inducir o cambiar el estado de ánimo. Todo orientado al bienestar”.
TELEMEDICINA Y TELESALUD
En base a los expuesto el experto manifiesta que se ha demostrado que el teletrabajo se posiciona como un pilar fundamental en el desarrollo de la telemedicina y la telesalud ya que “las tecnologías informáticas aplicadas a la medicina pueden ser herramientas muy interesantes para la sostenibilidad del sistema sanitario”.
“En este ámbito hay ya practicas muy interesantes, tanto orientadas a informar y educar al paciente en hábitos saludables, a través de los portales específicos para ello, como dentro de la consulta. Hablamos de teleconsulta, tediagnóstico, envío y consulta de radiografías, resonancias magnéticas o telemonitoreo”.
“Ahora mismo, las tecnologías de realidad virtual son una baza interesante, ya que pueden crear entornos de inmersión que modifican nuestra experiencia sensorial para inducir o cambiar el estado de ánimo. Todo orientado al bienestar”
“La telesalud permite a facultativos de Atención Primaria y hospitalaria atender a pacientes remotos, mayores o discapacitados con problemas de salud sin que se desplacen, reducir hospitalizaciones y hacer más independientes a enfermos crónicos. Algo extraordinariamente importante en una sociedad cada vez más longeva, que necesita cuidados de larga duración y que muy probablemente pueda recibirlos en su domicilio”.
LA ‘EXPLOSIÓN’ DEL TELETRABAJO
La pandemia ha hecho que el teletrabajo avance en apenas unas semanas lo que en otras circunstancias habría supuesto años e incluso décadas. “Por una parte, se ha impuesto a quienes todavía se resistían a asimilarlo como una buena fórmula de trabajo que permite incrementar la productividad, la calidad de vida personal y colectiva, y la alfabetización digital”.
Pero, al mismo tiempo, “está obligación de adoptar esta nueva manera de trabajar de forma tan urgente está incurriendo en algunas malas prácticas porque no se siguen las pautas que ha de aplicar todo programa de implantación del teletrabajo, entre ellas las referentes a la salud”.
La pandemia ha puesto al descubierto “falta de madurez tecnológica en empresas, instituciones y trabajadores, pero también plantea la oportunidad de mejorar las aplicaciones tecnológicas, en todos los ámbitos, como el sanitario”.
¿El teletrabajo ha venido para quedarse? “Creo que sí. Pero, con independencia del grado en que se utilice y consolide, lo que es claro es que la pandemia del coronavirus proporciona una ocasión excelente para perfeccionar e incentivar las aplicaciones de las TIC y la Telesalud a personas, empresas e instituciones
“Porque cuando hablamos de teletrabajo no solo nos referimos a trabajar de forma remota a nivel físico. Sino también, a impulsar los últimos avances en inteligencia artificial o en Big Data que podría obtener conclusiones a partir de muchos datos de pacientes de la Covid-19. Conclusiones que no son detectables con una lógica determinista, pero que supondrían un paso fundamental en el conocimiento y posterior tratamiento del coronavirus. Tanto en el campo de la investigación médico-farmacológica o asistencial, como en el ámbito de la profilaxis y la logística”.
Por dar unos ejemplos, el empleo de robótica y de dispositivos autónomos permite manejar elementos reduciendo el contacto directo entre personas; los drones que se aplican al transporte de medicinas y otros repuestos necesarios en las zonas de brotes; o el blockchain, que también tiene su parte de protagonismo en el trabajo contra la expansión del coronavirus. “Como señala GlobalData: ‘servicios habilitados mediante la cadena de bloques se están empleando en los hospitales para reducir el tiempo empleado en trabajo administrativo y destinar personal en primera línea’”.
En este escenario cabe preguntarse ¿El teletrabajo ha venido para quedarse? “Creo que sí. Pero, con independencia del grado en que se utilice y consolide, lo que es claro es que la pandemia del coronavirus proporciona una ocasión excelente para perfeccionar e incentivar las aplicaciones de las TIC y la telesalud a personas, empresas e instituciones de las que todo el mundo puede salir beneficiado”.
“Al mismo tiempo, avanzaremos en una manera de trabajar que, bien planificada, puede aportar bienestar, ser más saludable y contribuir a la conciliación de la vida, tanto laboral como profesional, agilizando procesos administrativos de los que se puede prescindir”, concluye.