Ante la perspectiva de un otoño incierto en lo referente a la evolución de la pandemia, que ya está obligando a tomar medidas restrictivas en cuanto a movilidad, ponemos el foco en cómo puede afectar esta situación a las personas que sufren algún tipo de enfermedad mental y el papel que juega la tecnología.
Hay que recordar que muchas de ellas tienen como base de su tratamiento la realización de actividades encaminadas a forjar relaciones con los demás y con su entorno, dado que este tipo de personas tiene mayores dificultades para socializarse. La perspectiva de confinamientos parciales obliga a replantearse los roles de trabajo que se sigue con estas personas.
Eliminar las salidas a la calle o tener que restringir las actividades de promoción de la salud, ocio y ejercicio físico fuera de casa o al aire libre, puede devolverlos a la casilla de salida. Hablamos de años de trabajo de socialización en los que, tanto los equipos sociosanitarios, como los propios pacientes y sus familias han hecho grandes esfuerzos para conseguir la adopción de conductas socializadoras que pueden perderse en cuestión de días.
Si los confinamientos parciales que ya se están produciendo son una prueba de resiliencia para toda la sociedad que aún está en proceso de recuperación de las secuelas de la primera ola de meses atrás, todavía lo es más para estas personas.
En la Asociación de Iniciativas Sociales (AISS) tienen muy presente las consecuencias que sufrieron por la falta de planes y de coordinación por parte de las administraciones, que les obligó a improvisar y resolver sobre la marcha toda la labor multidisciplinar que desarrollan en la red de pisos tutelados en la que operan desde hace más de 20 años. Esta vez, y en previsión de que pueda volver a suceder algo parecido, han preparado ya un protocolo de actuación en el que el uso de las nuevas tecnologías por los residentes empieza a ser parte natural de su terapia.
TICS COMO ALIADAS DE LA SOCIALIZACIÓN
Como sabemos, el uso de las tecnologías de la información tiene sus inconvenientes y sus ventajas. En el lado negativo, sabemos que puede generar algún tipo de adicción e incluso, pueden contribuir a romper el vínculo con el exterior y las relaciones con los demás. Sin embargo, el uso vigilado y adecuadamente pautado y supervisado de las tecnologías de la información también contribuye a constituir una ventana al exterior para personas que viven alejadas en zonas rurales, por ejemplo. También sabemos que el teletrabajo ha tomado un impulso desde el comienzo de la pandemia y es cada vez más habitual que las empresas y las instituciones académicas estén implementando planes que combinan el trabajo y el estudio presencial, con el remoto.
El uso vigilado y adecuadamente pautado y supervisado de las tecnologías de la información también contribuye a constituir una ventana al exterior
Sobre esta base positiva del uso de las tecnologías de la información se ha elaborado el protocolo de uso de las mismas en los pisos tutelados que forman AISS. El origen del éxito de este programa está en los propios residentes.
Paula Cuesta es psicólogo clínico forense de AISS, lo explica: “La mayoría de nuestros residentes son personas formadas que antes de sufrir las secuelas de la enfermedad mental estaban preparadas laboral y académicamente y desarrollaban su actividad profesional en el entorno social habitual para todos. En AISS siempre hemos fomentado esta faceta intelectual, animándoles a seguir formándose en alguna disciplina de su interés, con la idea de ayudarles a seguir vinculados al mundo que conocían y como estímulo positivo, tanto para su cerebro, como para su espíritu”.
Ana Villota es la directora y fundadora de AISS, además de trabajadora social clínica y forense: “Precisamente este entrenamiento mental que ya tenían avanzado ha contribuido a que estas personas deseen continuar con esta formación a través de Internet y que asimilen que, en un momento dado, puede ser el único vínculo con el exterior. Aunque sean confinamientos parciales, el objetivo es no perder las dinámicas de socialización que siguen de manera habitual".
Socializar con tecnología de forma positiva y supervisada es posible y saludable
"Por lo tanto, el manejo de las nuevas tecnologías o la participación en chats formativos de las disciplinas que estudian, les permite seguir en contacto con sus compañeros y profesores. Al mismo tiempo, y dado que es formación reglada, tienen que cumplir unos tiempos de entrega de trabajos, lo que contribuye a mantener rutinas y hábitos, dos factores absolutamente imprescindibles para el bienestar emocional de estas personas”.
De igual modo, en AISS se está habituando a sus residentes a combinar las salidas a la calle, programas de respiro, ejercicio y participación en actividades programadas en Centros de Día donde suelen acudir, con actividades que pueden seguir a través de tutoriales de YouTube, por ejemplo. Siempre, bajo la supervisión pautada de la red de profesionales que cuidan a estas personas: psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales y cuidadores. Así están interiorizando con naturalidad que mantienen su actividad física, sus talleres y sus tareas rutinarias combinando técnicas y canales diferentes.
Socializar con tecnología de forma positiva y supervisada es posible y saludable. Con la adecuada planificación se puede mantener el bienestar de las personas que, por sufrir algún tipo de enfermedad mental, puede tenerlo más complicado. Una vez más, la previsión, la planificación y la coordinación constituyen el eje de todo este trabajo.