A nivel global, más de 2.500 millones de personas necesitan uno o más productos de asistencia como sillas de ruedas, audífonos o aplicaciones que faciliten su comunicación. Sin embargo, casi 1.000 millones de personas no cuentan con acceso a este tipo de tecnologías o dispositivos. Un problema que se torna aún más complicado en los países con medios y bajos ingresos.
Esta es la fotografía que se desprende del “Informe global sobre tecnología de asistencia” elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF. Un documento que tiene por objetivo no solo poner de relieve la situación existente, sino también crear conciencia sobre la urgente necesidad de implementar políticas de inclusión que faciliten y mejoren la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo.
“La tecnología de asistencia cambia la vida: abre la puerta a la educación para niños con discapacidades, el empleo y la interacción social para adultos que viven con discapacidades, y una vida independiente y digna para las personas mayores”, ha expresado el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. “Negar a las personas el acceso a estas herramientas que cambian la vida no solo es una violación de los Derechos Humanos, es una falta de visión económica. Hacemos un llamamiento a todos los países para que financien y prioricen el acceso a la tecnología de asistencia y brinden a todos la oportunidad de alcanzar su potencial”.
Por su parte Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF, expone que “cerca de 240 millones de niños tienen discapacidades y negar el derecho a los productos que necesitan para prosperar no solo daña a los niños de forma individual, sino que priva a las familias y a sus comunidades de todo lo que podrían contribuir si se cubrieran sus necesidades”. Advierte de que si los gobiernos no actúan de forma urgente para cerrar estas brechas de acceso “los niños con discapacidades continuarán perdiendo su educación, seguirán estando en mayor riesgo de explotación laboral infantil y continuarán sujetos al estigma y la discriminación lo que socavará su confianza y bienestar”.
Avanzando en los datos recogidos en el informe vemos que la situación podría complicarse aún más en los próximos años. De acuerdo con los pronósticos la cifra de personas que necesiten este tipo de tecnologías y productos y no cuenten con acceso a los mismos podría incrementarse hasta los 3.500 millones para 2050, como consecuencia del progresivo envejecimiento de la población y el aumento de la prevalencia de las enfermedades no transmisibles en todo el mundo.
“Cerca de 240 millones de niños tienen discapacidades y negar el derecho a los productos que necesitan para prosperar no solo daña a los niños de forma individual, sino que priva a las familias y a sus comunidades de todo lo que podrían contribuir si se cubrieran sus necesidades”
Tal y como se avanzaba al inicio de estas líneas, la brecha es todavía mayor en los países con menos recursos. El informe hace referencia a un análisis realizado con 35 países que concluye que el acceso varía desde el 3% registrado en las naciones más pobres hasta el 90% en el caso de las más ricas. Y es que la asequibilidad se posiciona como una de las barreras más importantes en términos de acceso.
El informe comunica que alrededor de dos tercios de las personas con productos de asistencia han reportado pagos directos por ellos. Otros han señalado que han dependido de familiares y/o amigos como apoyo financiero para poder dar respuesta a unas necesidades vitales que no pueden costearse.
Dentro del informe se incluye una segunda encuesta, esta vez realizada con 70 países y que destaca importantes brechas en la prestación de servicios y la fuerza laboral capacitada para la tecnología de asistencia, especialmente en los campos de la cognición, la comunicación y el autocuidado. En este sentido encuestas anteriores publicadas por la OMS ponen el foco en los factores que se indican a continuación como las principales barreras:
- Falta de conciencia
- Precios inasequibles
- Falta de servicios
- Calidad, variedad y cantidad inadecuadas de los productos
- Desafíos de las cadenas de suministro
- Adquisición
“Los productos de apoyo generalmente se consideran un medio para participar en la vida comunitaria y en la sociedad en general en igualdad con los demás. Sin ellos, las personas sufren exclusión, corren el riesgo de aislamiento, viven en la pobreza, pueden pasar hambre y verse obligadas a depender más del apoyo familiar, comunitario y gubernamental”, expone la OMS a través de un comunicado.
"Las personas sufren exclusión, corren el riesgo de aislamiento, viven en la pobreza, pueden pasar hambre y verse obligadas a depender más del apoyo familiar, comunitario y gubernamental"
Razones por la que enfatiza que el impacto positivo de poner fin a estas brechas va más allá del individuo y su entorno familiar y/o comunitario. Puede traducirse en una reducción de los costes de salud y en un aumento de la fuerza laboral productiva. Cabe destacar además que, el acceso a las tecnologías de asistencia para los niños con discapacidades es el primer paso para el desarrollo infantil, acceso a la educación y una vida en sociedad.
En base a todo lo expuesto, el informe concluye emitiendo una serie de recomendaciones para la puesta en marcha de acciones concreta que mejoren el acceso:
- Mejorar el acceso en los sistemas de educación, salud y asistencia social.
- Garantizar la disponibilidad, seguridad, eficacia y asequibilidad de los productos de asistencia.
- Ampliar, diversificar y mejorar la capacidad de la fuerza laboral.
- Involucrar activamente a los usuarios de tecnología de asistencia y sus familias.
- Aumentar la concienciación pública y combatir el estigma.
- Invertir en políticas basadas en datos y en evidencia
- Invertir en investigación, innovación y un ecosistema propicio.
- Desarrollar e invertir en entornos propicios.
- Incluir tecnología de asistencia en las respuestas humanitarias.
- Brindar asistencia técnica y económica a través de la cooperación internacional para apoyar los esfuerzos nacionales.