De forma constante asistimos al desarrollo y perfección de nuevas intervenciones y tecnologías en el campo de la salud, pero sus impactos e implicaciones en los sistemas sanitarios no siempre son reconocidos como consecuencia de una ausencia de sistemas de evaluación de las tecnologías sanitarias.
Estos sistemas hacen referencia a una evaluación sistemática y multidisciplinar de las propiedades de las tecnologías e intervenciones sanitarias que analiza tanto sus consecuencias directas como indirectas. Se trata de un proceso multidisciplinario que tiene como objetivo determinar el valor que una tecnología supone para la salud, y poder así brindar orientación sobre el papel que estas tecnologías pueden desempeñar en los sistemas sanitarios a la hora de dar respuesta a las necesidades de los pacientes.
Dada la importancia de la evaluación de las tecnologías sanitarias, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha desarrollado varios programas al respecto. En este sentido, vemos como el equipo de evaluación de tecnologías sanitarias de la OMS realiza una encuesta global sobre estos procesos entre los Estados miembros con el objetivo de desarrollar una guía para su implementación en los sistemas de salud.
Un aspecto muy importante en favor de la equidad, ya que los sistemas de evaluación de las tecnologías sanitarias también se utilizan para la toma de decisiones más amplias, como el establecimiento de pautas de precios justos para la adquisición de productos relacionados con la salud. Un trabajo desarrollado a través de las asociaciones y programas globales de la OMS y sus oficinas regionales.
“El desarrollo de procesos sistemáticos de toma de decisiones para la salud que sean justos y transparentes es un paso importante hacia el logro de la cobertura sanitaria universal de la salud. Sin embargo, tener tales procesos de toma de decisiones por sí solo no es suficiente”
En 2020 y 2021 la OMS implementó la segunda ronda de su encuesta mundial sobre la evaluación de las tecnologías sanitarias, con la misión de actualizar los resultados obtenidos en la primera ronda realizada en 2015. Si profundizamos en los datos del primer análisis, vemos que tan solo el 33% de los países encuestados utilizaba el término de sistemas de evaluación de tecnologías sanitarias.
En 2015 el 80% de los países participantes en la encuesta de la OMS mencionaron tener un proceso forma de evaluación de tecnologías sanitarias sobre el que basar la toma de decisiones. Llama la atención que menos del 50% de las naciones contaba con requisitos legislativos a través de los que formalizar los resultados de los sistemas de evaluación de las tecnologías sanitarias en la toma de decisiones en el campo de la atención médica.
Focalizando la atención en los resultados de la segunda ronda vemos un incremento en la participación: de los 11 países en 2015 hasta los 127 en 2020/2021. La cantidad de naciones que afirmaba contar con un proceso de toma de decisiones de salud forma y sistemático sobre la evaluación de las tecnologías sanitarias se ha incrementado un dos por ciento en el periodo transcurrido entre las dos rondas, situándose en el 82%. Tan solo el 19% de los países encuestados afirmó no contar con un sistema de evaluación sistemático y formal.
Del total de países que afirman contar con estos sistemas, el 62% asegura que los definen como sistemas de evaluación de tecnologías sanitarias. El 53% aseguraba que existía un marco legislativo para considerar los resultados de un proceso de toma de decisiones.
Las tres principales funciones de estos procesos de tomas de decisiones en salud fueron planificación y/o presupuesto (78%), guías de práctica clínica (75%) y diseño de paquetes de beneficios de salud (65%).
"Estos procesos deben tener objetivos claros y estar vinculados con las decisiones de cobertura, como las relacionadas con los paquetes de beneficios de salud"
El informe señala que otro aspecto importante de la comprensión sobre la evaluación de las tecnologías sanitarias reside en su contribución a la hora de saber el personal necesario para analizar estos procesos. El 27% de los países respondieron contar con equipos a tiempo completo de entre seis y 20 profesionales trabajando en una agencia o comité de evaluación de tecnologías sanitarias.
En cuanto a los expertos que participan en estos comités, los profesionales médicos son los más habituales, seguidos de especialistas en salud pública o epidemiólogos, también aparecen perfiles como economistas y funcionarios gubernamentales. La participación de las asociaciones de pacientes o sociedad civil es muy reducida.
La encuesta solicitó información detallada sobre la frecuencia con la que se realizan las evaluaciones. De los 67 países que respondieron a esta pregunta el 88% señaló que las evaluaciones suelen demorarse entre uno y 12 meses, mientras que solo el 8% reportó demoras superiores al año.
Contar con información detallada sobre las barreras a las que se enfrentan las tecnologías sanitarias es fundamental. El 36% afirmó que el principal obstáculo reside en concienciar sobre la necesidad de la importancia que tienen las evaluaciones de las tecnologías sanitarias. La institucionalización y la falta de apoyo político fueron dos de las barreras más repetidas.
“El desarrollo de procesos sistemáticos de toma de decisiones para la salud que sean justos y transparentes es un paso importante hacia el logro de la cobertura sanitaria universal de la salud. Sin embargo, tener tales procesos de toma de decisiones por sí solo no es suficiente”, advierte la OMS.
“Estos procesos deben tener objetivos claros y estar vinculados con las decisiones de cobertura, como las relacionadas con los paquetes de beneficios de salud. Por esta razón, se reconoce cada vez más que a medida que se avanza en los procesos de toma de decisiones de salud de los países y los paquetes de beneficios de salud, se mantienen los vínculos entre las dos áreas”, concluye la OMS incidiendo en la vital necesidad de evaluar el estado de las tecnologías sanitarias y los procesos relacionados con la toma de decisiones sobre estas.