Investigadores de la Universidad de Finlandia Oriental han desarrollado un sistema portátil de electromiografía de superficie y acelerometría tridimensional que puede medir la aparición y la gravedad de las sacudidas mioclónicas, movimientos musculares repentinos e involuntarios que pueden causar molestias o incluso accidentes.
Se trata de síntomas que padecen los pacientes conepilepsia mioclónica progresiva y que pueden ser positivos o negativos, según si se producen por contracciones musculares espontáneas o por una activación muscular alterada, respectivamente.
Mientras que “algunos pacientes pueden llevar una vida casi normal, es decir, formar una familia y ser independientes en las actividades de la vida diaria, otros están gravemente discapacitados y tienen una vida dependiente”, explica el arículo, publicado en Science Direct.
Estos sensores, explican los responsables, podrían ayudar a los pacientes con epilepsia mioclónica progresiva a comprender y realizar un seguimiento de su enfermedad, a la vez que contribuir al desarrollo de nuevos tratamientos, por el momento inexistentes. Con todo, los síntomas se pueden aliviar con fármacos anticonvulsivos con propiedades antimioclónicas.
“Nuestro método es adecuado para cuantificar los efectos del tratamiento objetivo en la vida real en el hogar y la progresión de las mioclonías”, concluye la publicación
Para el estudio de esta patología neurodegenerativa y la elaboración de nuevos tratamientos, es esencial entender cómo, cuándo y por qué ocurren las sacudidas mioclónicas. Sin embargo, hoy en día los métodos para monitorearlos son limitados: el procedimiento habitual de evaluación de la gravedad de estos síntomas se realiza mediante mediciones visuales realizadas por un médico. Esto conlleva tiempo, incluye subjetividad y solo registra un corto periodo de tiempo, dificultando la evaluación a largo plazo.
En este sentido, el dispositivo creado por la universidad finlandesa permite la monitorización de las sacudidas mioclónicas y se puede utilizar desde casa, pues se basa en un sistema portátil que se coloca en el brazo y proporciona datos sobre la frecuencia e intensidad de estos movimientos repentinos.
Por el momento, la investigación ha probado esta tecnología en 23 voluntarios que usaron los sensores durante 48 horas. Además, “los pacientes autoinformaron el grado de mioclonía en un diario una vez por hora”, explica la investigación. El dispositivo mostró una buena concordancia entre los resultados recogidos por los pacientes y por el dispositivo médico. Además, se observaron diferencias entre el día y la noche, a la vez que se correlacionaron bien con la evaluación de síntomas realizada por los médicos. Un nuevo estudio de validación cruzada con evaluación simultánea en vídeo durante varias horas se pondrá en marcha para contrastar los resultados.
En definitiva, los datos obtenidos fueron satisfactorios, sobre todo para programas de monitorización desde casa y en un periodo largo de tiempo. “Nuestro método es adecuado para cuantificar los efectos del tratamiento objetivo en la vida real en el hogar y la progresión de las mioclonías”, concluye la publicación.