La robótica blanda es un área que cada vez tiene más fuerza debido a las diversas posibilidades que presenta, pero también por los retos que supone su desarrollo, como explica Antonio Barrientos, ingeniero robótico de la Universidad Politécnica de Madrid en un post de ‘El blog de la robótica de la UPM’. Hacer un robot a imagen y semejanza de los humanos y los seres vivos, es decir, sin la dureza de un metal y con la resistencia y la flexibilidad de humanos, animales y platas, es una tarea compleja que, sin embargo, tiene un importante beneficio en Medicina.
Actualmente se está buscando el desarrollo de brazos robóticossemejantes a los humanos, dispositivos capaces de viajar por el interior de los vasos sanguíneos y repararlos o de llegar al intestino para depositar un fármaco. Cada vez son más las utilidades que se están dando a estos robots, pero no siempre se consigue llegar a las partes más estrechas o profundas del cuerpo. En este sentido, investigadores de la Universidad de Minnesota se han inspirado en el crecimiento de una plata para crear un robot blando capaz de llegar a los puntos más complicados del tracto digestivo.
Los investigadores se han fijado en el crecimiento en forma de punta de unas especies fúngicas, un proceso que les permite navegar e interactuar con su entorno
La naturaleza ha sido siempre fuente de inspiración para la creación. Ya fuera un producto artístico, como las construcciones de Salvador Dalí, o unos inventos que se han incorporado en nuestro día a día, como el velcro, inspirado en el cardo. Tampoco se ha quedado fuera de esta mirada a la naturaleza la Medicina, con imitaciones de procesos como el crecimiento indefinido y la capacidad de regeneración de animales como las medusas o las estrellas de mar. Ahora, estos investigadores se han fijado en el crecimiento en forma de punta de unas especies fúngicas, un proceso que les permite navegar e interactuar con su entorno.
Este crecimiento se realiza a partir de tres principios: la presión por los fluido que se produce en las células deformando sus paredes extensibles y obligándolas a acomodarse en forma de punta; una síntesis localizada en la pared celular que polimerizan la punta para construir una estructura sólida, y el trasporte por la punta de los componentes celulares, un movimiento basado en medios activos y el flujo. Los investigadores intentaron emular estos factores para crear el nuevo robot,
FRICCIÓN MÍNIMA Y VIAJE POR TODO EL CUERPO
Estos principios permiten evitar la fricción con el entorno lo máximo posible, lo que es especialmente beneficioso en un ambiente tan tormentoso y arduo como es el interior del cuerpo humano. Con una metodología creada explícitamente por los investigadores, construyeron un dispositivo que funciona con la presión de un líquido que se inyecta a través de un agujero, tal y como recogen en la revista 'PNAS'
Esta solución de monómero líquido se activa con la luz, desencadenando un proceso de fotopolimerizacion que lleva a la creación de un tallo en la parte posterior del robot, según explican en el estudio. Este tallo, en constante crecimiento como las raíces fúngicas, empuja al robot a través de distintos canales estrechos y sinuosos como el intestino. Además, se le ha dado la capacidad de detectar el entorno, de tal manera que se puede utilizar para mapear el entorno por el que viaja. “Nuestro enfoque ofrece la posibilidad de una nueva plataforma robótica de crecimiento y procesamiento de materiales para infraestructura bajo demanda, exploración y detección en una variedad de entornos”, concluye el estudio.