Desde hace unos meses, los pacientes del Hospital de Parapléjicos realizan ejercicios de rehabilitación con un robot al que tienen que imitar y que les va corrigiendo los movimientos. En cirugía, en rehabilitación. Los robots cada vez tienen más presencia en el ámbito sanitario. Y cada vez son más las personas que se van adaptando a ellos, desde adultos hasta niños. Estamos más acostumbrados a los robots, e incluso somos capaces de antropomorfizar uno humanoide. “Los niños tienden a antropomorfizar robots humanoides que también presentan algunas características mecánicas […] Sin embargo, las diferencias relacionadas con la edad mostraron que deberían estar dotados de características físicas muy parecidas a las humanas para aumentar la percepción de la semejanza humana de los niños mayores”, concluía un estudio publicado en 2020 en ‘Frontiers in Psychology’.
Según otra investigación publicada en 2022 en la revista ‘Comportamiento Humano y Tecnologías Emergentes’, los niños de 4 a 8 años están dispuestos a interactuar con robots en mayor cantidad que niños más mayores y adultos. “Los niños más pequeños también tenían más probabilidades de calificar al robot social como útil en comparación con los niños mayores y los adultos”, recoge la investigación. De hecho, los niños están dispuestos a encajar a los robots en su vida cotidiana y que les ayuden en su casa o en la escuela, según un estudio de Latitud Resarch LEGO Learning Institute y Project Synthesis de Australia recogido en ‘Fast Company’.
Teniendo en cuenta todas estas implicaciones de los robots en la vida de los niños, unos investigadores de la universidad de Cambridge estudiaron la utilización de un robot en una consulta psicológica. La idea fue administrar a un robot del tamaño de un niño un cuestionario psicológico estándar para evaluar el bienestar mental de cada participante. Los resultados reflejaron que los niños de entre 8 y 13 años estaban dispuestos a confiar en el robot.
"Los robots son perfectos porque están en el mundo físico: son más interactivos, por lo que los niños se involucran más”
“Los niños son bastante táctiles y se sienten atraídos por la tecnología. Si están usando una herramienta basada en pantalla, se retiran del mundo físico. Pero los robots son perfectos porque están en el mundo físico: son más interactivos, por lo que los niños se involucran más”, indicaba la profesora Hatice Gunes, directora del Laboratorio de Inteligencia afectiva y robótica del Departamento de informática y tecnología de Cambridge, en la presentación de los resultados durante la 31ª Conferencia internacional IEEE sobre comunicación interactiva humana y robótica (RO-MAN) entre el 29 de agosto y el 2 de septiembre de 2022 en Nápoles, Italia.
La idea partía de ver si los robots de asistencia social podían utilizarse como “entrenadores” de bienestar mental. “Hay momentos en que los métodos tradicionales no pueden detectar las fallas en el bienestar mental de los niños, ya que a veces los cambios son increíblemente sutiles”, señalaba Nida Itrat Abbasi, la primera autora del estudio. “Queríamos ver si los robots podrían ayudar con este proceso”.
Algunos compartieron información con el robot que no habían compartido con ninguna persona antes ni con el cuestionario
Los niños del estudio fueron divididos en tres grupos diferentes tras ser evaluado su estado de ánimo. Cuando comenzaron a hablar con el robot fueron tocando sensores de las manos y los pies, mientras el robot registraba datos sobre el latido del corazón o los movimientos de los ojos. Para los niños que podrían no estar experimentando problemas relacionados con el bienestar mental, los investigadores encontraron que la interacción con el robot condujo a calificaciones de respuesta más positivas a los cuestionarios. Sin embargo, para los niños que podrían estar experimentando preocupaciones relacionadas con el bienestar, el robot puede haberles permitido divulgar sus verdaderos sentimientos y experiencias, lo que generó calificaciones de respuesta más negativas al cuestionario. Algunos compartieron información con el robot que no habían compartido con ninguna persona antes ni con el cuestionario.
“Dado que el robot que usamos es del tamaño de un niño y no amenaza en absoluto, los niños pueden ver el robot como un confidente; sienten que no se meterán en problemas si comparten secretos con él”, manifestaba Abbasi. “Otros investigadores han descubierto que es más probable que los niños divulguen información privada, como que están siendo intimidados, por ejemplo, a un robot que a un adulto”.
"No tenemos ninguna intención de reemplazar a los psicólogos u otros profesionales de la salud mental con robots, ya que su experiencia supera con creces cualquier cosa que pueda hacer un robot", indicó el coautor, el Dr. Micol Spitale Y añadió: "Sin embargo, nuestro trabajo sugiere que los robots podrían ser una herramienta útil para ayudar a los niños a abrirse y compartir cosas que al principio no se sentirían cómodos compartiendo".