Hoy en día es imposible concebir la sanidad sin pensar en la tecnología. Los avances en este campo son cada vez más, desde robots que tienen la capacidad de seguir el movimiento del tumor hasta quirófanos que permiten al cirujano operar sin estar presente físicamente hablando.
Los avances en medicina son tantos que de hecho la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) aprobó en 2018 un total de 108 dispositivos electrónicos, la mayor cifra de su historia. En 2017 fueron 99.
La FDA aprobó 108 dispositivos electrónicos sanitarios en 2018
Los avances de la FDA en este campo no parecen tener límites y ahora se van a centrar en los aspectos relativos a la seguridad. En noviembre de 2018 anunciaron sus planes para modernizar el proceso de revisión 510 (k) para mejorar la seguridad de los nuevos dispositivos.
Entre los sistemas aprobados durante el año pasado destacan la válvula cardíaca más pequeña del mundo para recién nacidos, la primera aplicación médica móvil para ayudar a controlar los trastornos por abuso de sustancias o el uso de la inteligencia artificial para diagnosticar la retinopatía diabética.
En el caso de la válvula, este avance permite que los bebes recién nacidos se beneficien de un reemplazo que fue diseñado para adaptarse a su anatomía. Este dispositivo tiene un tamaño de entre 15 y 27 milímetros y tiene la capacidad de reemplazar a las válvulas mitral o aórtica que no son del todo recomendables para los procedimientos de reparación.
Cuenta con dos láminas de carbono pirolítico, un ángulo de apertura de 85 grados que promueve el flujo sanguíneo al tiempo que reduce la turbulencia y una forma de rotar el dispositivo durante la implantación Para lograr resultados óptimos.
Los usos de la inteligencia artificial en sanidad parecen no tener límites. IDx, una empresa de americana, ha desarrollado el primer dispositivo autorizado en Estados Unidos para diagnosticar de manera autónoma una afección médica son necesidad de una revisión por parte de un médico especializado.
Está diseñado para proporcionar una opción de detección fácil a los médicos generales y otros médicos que tratan con pacientes diabéticos pero que no están capacitados en diagnósticos oftalmológicos.
El sistema utiliza una cámara de fondo para capturar dos fotos en color en ángulos de 45 grados de cada ojo. Estas imágenes se transfieren a un servidor en línea donde se procesan y se devuelve un informe con un diagnóstico. Luego, el paciente es enviado a casa o remitido a un profesional del cuidado de los ojos.