La realidad virtual es uno de los avances tecnológicos que han demostrado sus múltiples beneficios para la salud. Ayudan a reducir el dolor gracias a la anestesia virtual, permiten supera fobias al enfrentar al pacientes a sus mayores medios, ayudan a aliviar la ansiedad, permiten informar a través de gamificación, sistemas de metas y premios, a los pacientes, principalmente los más pequeños. Y también ayuda a personas con trastornos como el del espectro autista (TEA).
El TEA afecta cada vez a más personas, se calcula que uno de cada 100 nacidos cuenta con esta patología. En España no hay un registro de las personas autistas, pero según la Confederación Autismo España se estima que hay unas 470.000 personas con TEA. Cada persona desarrolla síntomas distintos aunque en general todos comparten problemas de comunicación e interacción social y dificultades para mostrarse flexible ante las situaciones de la vida.
Esto hace que les sea muy difícil entablar conversaciones, exponerse a distintos eventos como hablar en público, enfrentarse a sus miedos como los perros o estar con mucha gente. Estas situaciónes pueden generarles mucho estrés y acabar provocando una crisis si no saben gestionarlo. En este sentido a las terapias psicológicas se añade como una herramienta esperanzadora diferentes tipos de realidades virtuales, que exponen a los pacientes a esas situaciones en un entorno seguro y controlado.
Dos proyectos centrados en las personas con TEA: Lancelot para niños con autismo y CicerON para las personas con síndrome de Asperger
El centro de formación digital, U-tad, ha desarrollado de la mano de Laura Raya, directora de posgrado en realidades extendidas de la U-tad, dos proyectos centrados en las personas con TEA: Lancelot para niños con autismo y CicerON para las personas con síndrome de Asperger, un trastorno del desarrollo incluido en el TEA caracterizado por tener unas grandes habilidades de memoria.
ASPÉRGERS CON MIEDO A HABLAR EN PÚBLICO
CicerON es un proyecto desarrollado bajo la cátedra de Indra y fundación Universia, “está pensado para ayudar a las personas con asperger para superar las dificultades que puedan tenera la hora de hablar en público”, explica para SaludDigital Laura Raya.
Gracias a la realidad virtual ayudan a estas personas, principalmente si se encuentran en la etapa de la adolescencia o la universitaria y necesitan hablar en público para ayudar a la inserción laboral. Para ello “les exponemos de manera incremental y paulatina ante las dificultades para que pueda entrenarse”.
Los primeros niveles son auditorios vacíos. Los jóvenes se enfrentan a tener quehablar ante butacas sin personas,para acostumbrase a espacios amplios y una situación elevada como es la de un escenario. Después llegan escenas con personas que no le hacen mucho caso, de tal manera que al no ser atendidos no sienten tanta presión. Y luego llegan a la más difícil: una sola persona que tiene todos sus sentidos puestos en él mientras habla.
“Se establecen según los miedos que señalaron las propias personas. La realidad virtual les permite entrenar las situaciones mientras se exponen a ellas de una forma similar a como lo harían en el mundo real”, explica Raya.
AUTISTAS CON TEMOR A LOS PERROS
- ¿Y en qué consiste el proyecto Lancelot?
- Pues tiene una filosofía muy parecida, pero esta vez orientada a niños con autismo
En algunas de las terapias para ayudar a relacionarse a las personas con autismo se utilizan perros. La terapia asistida con perros favorece la atención, disminuye el estrés y ayuda a que durante las consultas las personas con TEA mejoren sus habilidades emocionales, sociales y comunicativas. Algunos niños tienen este perro de asistencia durante años porque también les ayuda a mejorar su seguridad y su autonomía.
Todos estos proyectos son públicos, y han funcionado con éxito en las pruebas realizadas
Pero claro, algunos niños, como pasa con aquellos que no tienen trastornos, pueden tener miedo a los perros. “Cuando tienen miedo a los perros dificulta mucho el avance social”, explica Raya. Y, debido a su falta de flexibilidad ante otras situaciones y su dificultad para controlar el estrés puede sufrir un descontrol emocional y físico. Lancelot, de U-tad con la Asociación Pauta y la Fundación Orange, intenta solucionar eso.
“Necesita de psicólogo para controlar desde fuera al paciente mientras se expone a la fobia”. Y no es una exposición como de ideación o ya más arriesgada con perros de verdad, sino con realidad virtual, perros cartooneados. “Permite controlar el pulso, el sudor, la ansiedad u otros parámentros que nos informan de si la fobia está creciendo o no”.
Todos estos proyectos son públicos, y han funcionado con éxito en las pruebas realizadas. “Esperamos que llegue a más población para poder ayudarles a mejorar su calidad de vida y sus relaciones sociales”, concluye Raya.