Someterse a una intervención quirúrgica disfrutando de un paisaje tropical podría ser una realidad gracias a la realidad virtual. Esta tecnología podría implementarse para hacer más llevaderas algunas cirugías incómodas como las cistoscopías.
Con esta premisa en mente, la Universidad de Medicina de Breslavia, en Polonia, ha analizado la percepción del dolor de pacientes sometidos a este tipo de cirugías con y sin gafas de realidad virtual. El Dr. Wojciech Krajewski, junto con el equipo médico de la universidad polaca, reclutó a un total de 103 pacientes, con una media de edad de 66 años, todos ellos en lista de espera para una cistoscopia rígida.
La intervención consiste en introducir un telescopio rígido a través de la uretra hasta llegar a la vejiga. Se trata de un procedimiento utilizado para el diagnóstico y tratamiento del cáncer de vejiga, para los cuales se necesita examinar este órgano. No es difícil ponerse en la piel del paciente e imaginar que es una operación que, aunque puede realizarse con anestesia local o general, resulta incómoda y dolorosa.
Como se podía prever, las puntuaciones de la escala de dolor fueron más bajas en los pacientes de realiad virtual
Para el estudio, se determinó aleatoriamente cuáles de los pacientes que iban a someterse a una cistoscopia rígida con anestesia local, iban a hacerlo con las gafas y auriculares de realidad virtual (RV) y cuáles sin ellos. Las personas que utilizaron la realidad virtual, tuvieron la oportunidad de teletransportarse desde el quirófano a Islandia, concretamente, a la cascada de Skógafoss.
Durante la intervención, se midió la presión arterial, saturación de oxígeno y frecuencia cardíaca de los pacientes y también se analizó a los pacientes a través de la escala FLACC (siglas en inglés de face, legs, activity, cry, consolability) una medición utilizada, sobre todo, en niños, que analiza la expresión facial, el movimiento de las piernas, la actividad, el llanto y si se puede consolar al paciente.
Los resultados fueron similares a otros registrados en la literatura médica: como se podía prever, las puntuaciones de la escala de dolor fueron más bajas en los pacientes de RV. Con todo, las náuseas y el vértigo resultaron mayores en este grupo, aunque los pacientes calificaron estos síntomas como soportables.
Respecto a la presión arterial y la frecuencia cardíaca, se incrementaron en ambos grupos, si bien el aumento fue menor en los pacientes que llevaron las gafas. Por otro lado, la saturación de oxígeno se mantuvo estable, aunque desde el propio estudio explican que no son datos del todo fiables, pues durante el transcurso de la investigación se incorporaron las mascarillas en el ensayo debido la pandemia de Covid-19.
Según explica el médico a cargo de la investigación, esta intervención “es incómoda para los pacientes y pueden sentir ansiedad por ello”. El proyecto surge a raíz del deseo de este grupo de expertos de “encontrar nuevas formas de hacer más cómodas” estas cirugías. Añade que ya se había observado que “la tecnología de realidad virtual utilizada para pacientes jóvenes de manera interactiva”, era eficaz para aliviar el dolor. Con todo, han querido adaptar la RV a pacientes más mayores, presentando “una imagen relajante”.
Se necesitan más estudios para “determinar si este enfoque debe considerarse como parte de la práctica clínica estándar”
Y lo han conseguido: “Los pacientes informaron menos dolor. La realidad virtual es, sin duda, una opción para reducir el dolor en cistoscopias y estamos investigando si tendrá el mismo efecto en otras intervenciones médicas como la litotricia (descomposición de cálculos renales) o biopsia de próstata”.
Con estos resultados, que no variaron entre géneros, se obtienen conclusiones que coinciden con otros estudios que demuestran los beneficios de la realidad virtual en la atención sanitaria. Por ejemplo, otras investigaciones han revelado que esta tecnología se constituye como una herramienta eficaz para sobrellevar el dolor provocado por los cambios de apósitos en pacientes con quemaduras graves.
Por su parte, el profesor James N'Dow, de la Universidad de Aberdeen en Escocia, y presidente de la Oficina de Directrices de la Asociación Europea de Urología, apostilla en el congreso donde se presentó la investigación que “mejorar la experiencia de los pacientes con la atención que reciben es tan importante como mejorar los resultados del tratamiento”.
En este sentido, subraya que “este estudio aumenta nuestra comprensión de cómo la realidad virtual puede distraer a los pacientes y reducir su ansiedad y dolor”, motivo por el cual se necesitan más estudios para “determinar si este enfoque debe considerarse como parte de la práctica clínica estándar”.