¿Qué ocurre cuando un ratón de tres meses hace más de seis kilómetros al día en su rueda para correr? Pues que su cuerpo produce una proteína que frena la inflamación en el cerebro.
Así se desprende de una nueva investigación llevada a cabo por investigadores de la Universidad de Stanford quienes sugieren que este hallazgo podría inspirar nuevos tratamientos para el alzhéimer y otras enfermedades neurodegenerativas.
Concretamente, los investigadores descubrieron que cuando extrajeron sangre de los ratones jóvenes "maratonistas" y la inyectaron en ratones sedentarios, este último grupo mostró mejoras en la salud del cerebro.
Además, continuaron descubriendo que una proteína llamada clusterina prevalecía más en los ratones que realizaban ejercicio y era en gran parte responsable de los efectos antiinflamatorios de las inyecciones de sangre que estimulan el cerebro.
Los investigadores comenzaron su experimento comparando ratones jóvenes que tenían acceso ilimitado a una rueda con los que no lo tenían. Después, les dieron a algunos de los ratones sedentarios sangre de los ratones maratonistas y sometieron a todos los ratones que no corrían a dos pruebas de memoria.
El equipo concluyó que un fármaco que reduce la inflamación en el cerebro imitando la unión de la clusterina a las células endoteliales podría resultar eficaz para ralentizar el alzhéimer y otras enfermedades neurodegenerativas
Los ratones tratados superaron a los controles en esas pruebas. "La sangre de los corredores claramente le estaba haciendo algo al cerebro, a pesar de que había sido entregada fuera del cerebro", han asegurado.
Por ello, el equipo pasó a estudiar más de 200 proteínas en la sangre de los ratones ‘super-fit’ y encontraron 26 que eran más frecuentes en los ratones que realizaban ejercicio. Varias de esas proteínas se asociaron con la "cascada del complemento", un conjunto de proteínas que provoca la respuesta inmune a los invasores extraños. Tal y como afirman, "ese fue un descubrimiento clave", porque "cuando el sistema del complemento no funciona correctamente, puede ocurrir una inflamación crónica, lo que acelera el avance de varios trastornos cerebrales".
Se concentraron en la clusterina porque descubrieron que cuando la extraían de la sangre de los ratones aptos, la inyección de sangre en animales sedentarios no producía efectos antiinflamatorios.
De igual modo, como parte del estudio, realizaron experimentos que mostraron que la clusterina se adhiere a las células endoteliales que recubren los vasos sanguíneos del cerebro. Estas células a menudo se inflaman en la enfermedad de Alzheimer.
En un experimento separado, los investigadores reclutaron a 20 veteranos con signos de deterioro cognitivo para un programa de ejercicios de seis meses. Cuando recolectaron su sangre después de que terminó el programa, encontraron niveles elevados de clusterina.
En definitiva, el equipo concluyó que un fármaco que reduce la inflamación en el cerebro imitando la unión de la clusterina a las células endoteliales podría resultar eficaz para ralentizar el alzhéimer y otras enfermedades neurodegenerativas.