La evolución de la tecnología y la inteligencia artificial está cada vez más presente en el mundo de la medicina, que se ha convertido en uno de los grandes beneficiarios de la misma. Robots, prótesis, sistemas de realidad virtual, herramientas, son algunas de los ejemplos de cómo la tecnología ha llegado al sector de la salud para quedarse. ¿Existen dispositivos que se adapten al cuerpo humano?
Imagina que eres un paciente que se encuentra en tratamiento porque sufre la enfermedad del párkinson, una afección que en España afecta entre 120.000 y 150.000 personas. Su tratamiento consiste en tragar una pastilla que consigue aumentar la producción de dopamina, ¿pero y si hubiera un tratamiento que permitiera dispersar el medicamento de manera automática directamente en su cerebro?
Canan Dagdeviren está trabajando para conseguir adaptar la tecnología al cuerpo humano dependiendo de las necesidades de cada persona. Su grupo de Conformable Decoders en el MIT Media Lab se enfoca en desarrollar electrónica "mecánicamente adaptable" que incluya dispositivos médicos que pueden flexionarse y adaptarse a cualquier superficie del cuerpo, por dentro o por fuera.
“El factor de forma cambia según el objetivo, de modo que podamos lograr una integración íntima con el tejido blando”, dice Dagdeviren, profesor de desarrollo profesional de artes y ciencias de los medios de LG. Además, agregan que el objetivo del grupo es conseguir diseñar dispositivos que “"puedan adaptarse a las arrugas de su cerebro o las arrugas de su cara".
CÁNCER DE MAMA
Los dispositivos adaptables permitirán vigilar la salud de un paciente de manera más cómoda, dice Dagdeviren, y señala que la evaluación en la actualidad generalmente se lleva a cabo en consultorios médicos con dispositivos que son planos, voluminosos o rígidos.
En este caso, ponen de ejemplo el cáncer de mama que se diagnostica con una sonda de ultrasonido, una varilla dura que se frota sobre el tejido blando. Sin embargo, desde el grupo consideran que con un parche de ultrasonido conformable podría rodear el tejido mamario e incluso ser lo suficientemente cómodo como para usarlo debajo de la ropa, lo que permitiría obtener mejores imágenes del tejido blando subyacente y una comprensión más personalizada de su salud a largo plazo.
Canan Dagdeviren está trabajando para conseguir adaptar la tecnología a las necesidades del cuerpo humano
A principios de 2021, Dagdeviren recibió una subvención de 500.000 dólares por cinco años de la Fundación Nacional de Ciencias para desarrollar precisamente esta tecnología. Actualmente, el parche debe estar conectado a un dispositivo externo que genera las imágenes de ultrasonido, pero Dagdeviren está trabajando en una versión inalámbrica autónoma que permitiría a las personas autoevaluar sus cuerpos en busca de enfermedades a diario.
“Tengo antecedentes de cáncer de mama en mi familia, por lo que debo hacerme controles dos veces al año. Esos son dos puntos de datos, ni siquiera puedes hacer un gráfico de eso”, explica. “Pero con la tecnología adaptable, dado que puede usarla todo el tiempo, podría tomar datos regularmente y ver la progresión de un tumor con el tiempo. Facilita la recopilación de grandes conjuntos de datos que son útiles para comprender cómo funciona su cuerpo”, sentencia.
En julio, Dagdeviren comenzó a probar sus parches de ultrasonido con pacientes humanos. También está muy interesada en trabajar con la Iniciativa de Futuros Fundadores del MIT, que apoya a las nuevas empresas de biotecnología dirigidas por mujeres. “Solo alrededor del 15 % del personal docente femenino lanza una empresa en el MIT, así que intento ser una de ellas e incluir a los miembros de mi grupo”, dice Dagdeviren. “Estoy tratando de informarme sobre cómo podemos hacer realidad esta tecnología. Las aplicaciones son ilimitadas”.