BioProtect ha creado un globo biodegradable implantable que permite reducir la exposición a la radiación del recto durante la radioterapia del cáncer de próstata. Se trata de un espaciador de balón que proporciona una distancia definida y cerrada para lograr la reducción de la exposición durante el tratamiento de este tipo de cáncer. La herramienta ya está disponible comercialmente en Europa.
El cáncer de próstata tiene lugar cuando las células de la próstata comienzan a crecer fuera de control. Es el tipo de cáncer no cutáneo más común en hombres y su segunda causa principal de muerte por cáncer, después del cáncer de pulmón. En este sentido, más de 1,4 millones de hombres son diagnosticados de este cáncer anualmente en todo el mundo, y cerca de uno de cada nueve lo padecerá durante su vida.
En muchas ocasiones, esta patología crece lentamente y está confinada a la glándula prostática, lugar en el que es posible que no cause daños graves. Sin embargo, hay algunos tipos de cáncer de próstata que son agresivos y pueden propagarse rápidamente. Esto evidencia la importancia de la detección temprana, pues el cáncer de próstata que se detecta pronto cuenta con mayores posibilidades de un tratamiento exitoso.
El dispositivo de inserción de punta roma permite la colocación segura del globo en su posición óptima y garantiza que no se dañe ningún tejido durante la implantación
En lo relativo al tratamiento, este depende de varios factores, como puede ser la tasa de crecimiento del cáncer, si se ha diseminado, el estado de salud general del paciente o los posibles beneficios o efectos secundarios del tratamiento. En general, el cáncer de próstata de bajo grado no tiene por qué precisar tratamientos inmediatos, y los médicos pueden recomendar vigilancia activa.
En ella, el seguimiento regular puede incluir análisis de sangre, exámenes rectales y biopsias de próstata. De este modo se controla la progresión de la enfermedad. Sin embargo, si esta progresa, se puede llegar a sugerir un tratamiento contra el cáncer, como la cirugía o la radiación.
Durante la radioterapia del cáncer de próstata pueden tener lugar complicaciones como la toxicidad rectal, debida a la proximidad del recto a la próstata. A pesar de los avances tecnológicos y de la planificación rigurosa del tratamiento, los movimientos de la próstata dentro o entre sesiones hacen que queden partes de la pared rectal expuestas a dosis altas de radiación, dando lugar a la toxicidad rectal o proctitis.
Por ello, es necesario ofrecer una solución que proteja el recto del campo de radiación de dosis altas, reduciendo la toxicidad rectal de forma significativa y allanando el camino hacia técnicas de radioterapia más seguras y rentables. En este contexto se ha desarrollado el espaciador de globo BioProtect. La herramienta, de 44 mm de largo y 35 mm de ancho, y puede proporcionar un espacio de hasta 1,8 cm. Así, proporciona una separación de hasta 18mm entre la pared rectal y el área tratada antes de comenzar la radioterapia.
Además, el dispositivo está hecho de PLA-ε-caprolactona de grado médico. El material es un polímero biodegradable que se suele emplear en dispositivos médicos. No presenta riesgo de embolia por la penetración de materiales extraños al torrente sanguíneo.
El globo se biodegrada por completo en los seis meses posteriores a la implantación, por lo que no requiere nuevos procedimientos para eliminarlo
Con la ayuda de un dispositivo mínimamente invasivo de inserción sin aguja, el balón es introducido de forma rápida. El dispositivo de inserción de punta roma permite la colocación segura del globo en su posición óptima y garantiza que no se dañe ningún tejido durante la implantación.
El procedimiento se realiza con anestesia local o general, y es guiado por ecografía transrectal. En cuanto el balón se ha colocado entre la próstata y el recto, se llena con solución salina estéril y se coloca para obtener una configuración final definida. Así, proporciona la separación entre la próstata y el recto. Además, es visible en todas las modalidades de imágenes, entre las que se incluyen la tomografía computarizada, la resonancia magnética y la ecografía. También permite una radioterapia segura al crear un amortiguador.
El globo se encuentra inflado durante el tratamiento de radiación, y mantiene su tamaño y forma en el cuerpo. Generalmente se biodegrada por completo en los seis meses posteriores a la implantación, por lo que no requiere nuevos procedimientos para eliminarlo.