La Inteligencia Artificial (IA) promete revolucionar aún más la práctica clínica y la industria de la salud. Cada vez se descubren más avances desde gigantes de la computación hasta pequeñas startups que buscan despegar en un mercado.
Y es que, queda claro que la IA se ha adentrado en el mundo de la sanidad para quedarse y avanza a pasos agigantados.
Ahora, un equipo de médicos españoles ha desarrollado un algoritmo aplicado a un software de análisis en tiempo real que detecta de forma automática y precoz lesiones del ojo vinculadas a las tres enfermedades más frecuentes causantes de la ceguera como el glaucoma, la degeneración macular y la retinopatía diabética.
La plataforma se encarga de procesar estas imágenes y trasladarlas a la nube, desde donde un algoritmo detecta de forma automática lesiones oculares
Precisamente, según ha detallado a Efe el principal investigador del proyecto, Manuel González de la Rosa, especialista oftalmólogo y desarrollador del software clínico, “se trata de una tecnología que busca convertirse en una alternativa de diagnóstico sencillo y económico que se pueda llegar a aplicar a la sanidad pública para mejorar la prevención de la pérdida de la visión”.
El programa, integrado en la plataforma Retinalyze, ha sido aplicado por primera vez de forma telemática este mes de mayo para la prevención, tras un año de experimentación y pruebas de forma manual que han llevado a cabo un grupo de médicos, optometristas e ingenieros.
La plataforma se encarga de procesar estas imágenes y trasladarlas a la nube, desde donde un algoritmo detecta de forma automática lesiones oculares que sugieren enfermedades como la retinopatía diabética, la degeneración macular asociada a la edad avanzada (DMAE) o la falta de irrigación del nervio óptico característica del glaucoma.
El algoritmo, que es tan fiable como un examen humano, presenta de manera automática los resultados de lesiones sospechosas en tres colores que indican si existe la enfermedad y el nivel de gravedad (verde, amarillo, y rojo) y estos son devueltos de forma automática al personal sanitario que ha tomado las fotografías.
Esta tecnología detecta formas incipientes de enfermedades oculares que pueden ser asintomáticas y, por lo tanto, pasar desapercibidas en los exámenes que llevan a cabo los optometristas u otros profesionales sanitarios.