Tras la Covid-19 las diversas especialidades que componen el sistema sanitario han abiertos los brazos a la teleconsulta y la telemedicina. Estos avances empujados por el confinamiento han facilitado la atención de los pacientes sin necesidad de que se trasladen, y con ello han mejorado el acceso a la consulta. Sin embargo, este gran paso que se está dando en atención Primaria y Hospitalaria es, en palabras del Dr. Francisco Ferre, coordinador del grupo de trabajo de Psiquiatría digital de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), “ya historia, básico” en Psiquiatría.
En 2009, el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) publicó el informe ‘Las tecnologías de la Información y Comunicación en salud mental (telepsiquiatría)’. Entonces se señalaba que la videoconferencia facilita el acceso a un profesional por parte de los pacientes o entre profesionales, evita el desplazamiento y es más económico. Desde entonces, ya han pasado más de 14 años, se ha demostrado que la teleconsulta es beneficiosa en todo ello, principalmente en regiones más inaccesibles, como ha sido la atención de salud mental en las Islas Canarias.
“La digitalización nos puede aportar muchísimo en la información del paciente y en su evolución”
Tras la pandemia la consulta por videollamada ya se ha vuelto rutinaria y se ha normalizado su uso en Psiquiatría. Los pacientes muchas veces lo prefieren por comodidad y tiempo, y los profesionales también están cada vez más adaptados a este sistema. Ante ello, lo que ahora está destacando es el seguimiento, la monitorización e incluso el cribado de los pacientes a través de las nuevas tecnologías. Un campo en ciernes que está dando respuesta a los retos actuales en salud mental.
En los últimos años, y especialmente tras la pandemia, se ha ido derribando el tabú de la salud mental. Con ello, la gente habla más, se ha reducido el estigma y ha aumentado la demanda tras las experiencias vividas. La falta de psicólogos y psiquiatras en nuestro país, con un 16,2 profesionales de Psicología por cada 100.000 habitantes, y 9,8 expertos en Psiquiatría por cada 100.000 habitantes, y la mayor demanda de atención, han llevado a importantes listas de espera de meses, a veces inasumibles para pacientes con patologías como depresión o ansiedad, con enfermedades mentales graves como la bipolaridad o la esquizofrenia, o con ideación suicida.
“Depende de cada zona hay más o menos espera, y una mayor o menor insuficiencia de recursos. Pero está claro que la demanda ha aumentado de forma absoluta”, precisa el Dr. Ferre. Los avances tecnológicos buscan paliar esta situación. “La digitalización nos puede aportar muchísimo en la información del paciente y en su evolución”, recuerda el experto.
APPS Y WEREABLES
Actualmente se están desarrollando distintas herramientas de seguimiento y monitorización del paciente en Psiquiatría. Como los relojes inteligentes actuales, diferentes investigaciones han desarrollado dispositivos y software que informan sobre el sueño de los pacientes o les hacen preguntas sobre su estado. En este sentido, a principios de 2022 el Grupo de Investigación “Psiquiatría Bio-Ambiental” de la Universidad de Granada puso en marcha su app móvil ‘Psique Alert’ que permite monitorizar a pacientes con trastornos mentales entre consultas, realiza un seguimiento de la sintomatología diaria y agiliza la atención psiquiátrica.
En Cantabria, el Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (HUMV) puso en marcha en abril del año pasado otra aplicación móvil, 'CARS', que permite la monitorización más estrecha de los pacientes con conductas suicidas, con acompañamiento diario y capacidad de reacción rápida ante una crisis. Y en la misma temática, un poco antes el Hospital madrileño 12 de Octubre presentó la app 'Searching help' para prevenir el suicidio a través del comportamiento de los usuarios en internet, sus búsquedas y la actividad que realizan en las redes sociales.
"Soy muy optimista y creo que pronto todas estas apps serán de uso habitual y supondrán una mejora de la atención psiquiátrica"
“Información que en un futuro cercano se podrá incluso conseguir durante vuelos, cruzarla con los datos que recogen otros dispositivos como los móviles, y obtener con ello conocimientos muy ricos sobre la evolución del paciente”, indica el Dr. Francisco Ferre. El experto recuerda que estos avances llegarán con la inteligencia artificial, que todavía no, pero están próximos. Permitirán no solo hacer seguimiento y monitorización, sino también predecir recaídas o crisis y adelantarse a ellas.
La tecnología también facilita el acceso a la atención y descongestiona las esperas que se producen para una consulta. Por ejemplo, el Gregorio Marañón presentó hace unos meses su nueva unidad de adicciones comportamentales (AdCom), servicio que permite al paciente autoderivarse, pidiendo cita de forma online para poder acudir a la unidad. En esta primera cita se les manda un cuestionario al móvil que permite cribar al paciente: los que tienen un malestar lógico que no es patológico y no precisa ayuda psiquiátrica; los que necesitan seguimiento para ver cómo evolucionan, y los que tienen una patología y precisan consulta médica.
“Hay cada vez más iniciativas y algunas muy buenas. Soy muy optimista y creo que pronto todas estas apps serán de uso habitual y supondrán una mejora de la atención psiquiátrica y un mejor manejo del aumento de la demanda que vivimos tras la Covid-19”, concluye el Dr. Francisco Ferre.