Los resultados de un gran estudio epidemiológico publicado en el Journal of Neurology of Neurosurgery & Psychiatry revelan posibles biomarcadores de lípidos en sangre asociados al riesgo de sufrir esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
La Esclerosis lateral amiotrófica, más conocida por las siglas ELA, es una enfermedad neurodegenerativa en la que las neuronas del paciente mueren, dejando de enviar mensajes a los músculos. Esto produce un debilitamiento muscular que acaba por inhabilitar al paciente, impidiéndole el movimiento, la alimentación e incluso la respiración.
Esta patología afecta a alrededor de una persona por cada 100.000 en el mundo, aunque en España y otros países europeos, esta cifra es mayor. En nuestro país, tres personas son diagnosticadas cada día con ELA y se estima que 3.000 personas padecen esta enfermedad.
Se trata de una enfermedad aún muy desconocida. Aunque la ciencia haya dado “con muchas claves, todavía hay que investigar mucho”, explica para ConSalud.es la vicepresidenta de Fundela, Maite Solas. No se han asociado factores de riesgo determinantes en el desarrollo de la enfermedad, más allá del hereditario. Con todo, solo uno de cada diez pacientes con ELA tiene antecedentes familiares. En los otros nueve casos, la enfermedad se desarrolla de forma esporádica.
Algunos estudios parecen mostrar que un peso más bajo, niveles mayores de ejercicio físico extenuante y una buena salud cardiovascular, podrían ser factores de riesgo para la ELA, si bien no se trata de evidencia científica consistente.
Los hallazgos revelaron que un nivel mayor de colesterol HDL, el conocido como ‘colesterol bueno’ y de apolipoproteína A-IV, estaban asociados a un riesgo reducido de ELA
Es por esta razón, que este estudio arroja luz sobre la ELA, pues la identificación de biomarcadores permitiría un abordaje temprano de la enfermedad. Para esta investigación, utilizaron datos de un total de 502.409 personas inscritas en el BioBanco del Reino Unido entre marzo de 2006 y octubre de 2010, cuando tenían entre 39 y 72 años. A todas estas personas se les hizo un seguimiento durante casi 12 años y se les realizaron análisis de sangre en el momento de la inscripción.
A raíz de estas muestras, los autores analizaron la relación entre la ELA y los niveles sanguíneos de lipoproteínas de alta y baja densidad (HDL y LDL), apolipoproteínas A1 y B, triglicéridos, hemoglobina glucosilada y creatinina. Además, también se tuvo en cuenta el nivel de ejercicio físico y el índice de masa corporal.
Los hallazgos revelaron que un nivel mayor de colesterol HDL, el conocido como ‘colesterol bueno’ y de apolipoproteína A-IV, estaban asociados a un riesgo reducido de ELA, mientras que un total mayor del nivel de colesterol LDL y apolipoproteína B, se asociaron a un mayor riesgo de ELA. Además, en análisis más detallados, los niveles de LDL y apolipoproteínas B eran más altos mucho antes del diagnóstico, aunque descendían conforme se acercaban al momento de la detección. En contraste, los niveles de HDL y apolipoproteínas A1, no registraron tales diferencias.
El estudio "enfatiza la necesidad de considerar un conjunto más amplio de potenciales biomarcadores de ELA presintomáticos"
Con todo, los investigadores reconocen que existen limitaciones en este estudio observacional. Entre ellas, las diferencias entre los participantes de la investigación, además de la falta de datos sobre la posible herencia genética de ELA de los participantes.
No obstante, los autores destacan que “este trabajo se suma a la creciente información que documenta las diferencias en el perfil metabólico de las personas que acaban desarrollando ELA”. En otras palabras, es un avance más en el conocimiento de la enfermedad para poder encontrar un tratamiento efectivo contra la misma.
Además de estos conocimientos sobre la patogénesis de la enfermedad, el estudio “enfatiza la necesidad de considerar un conjunto más amplio de potenciales biomarcadores de ELA presintomáticos. Estos podrían ser útiles para facilitar el cribado de ELA en la población general y generar confianza de cara a futuros ensayos de terapias preventivas”.