Un grupo de investigadores de la Universidad de Northwestern ha logrado desarrollar un sistema de administración de nanopartículas para un fármaco inmunosupresor común que incrementa el potencial del trasplante de islotes pancreáticos como un tratamiento viable a largo plazo para la diabetes tipo I.
La tecnología indica al fármaco para que actúe sobre las células presentadoras de antígenos del sistema inmunitario, en lugar de las células T. Un proceso que tiene como resultado una inmunosupresión más selectiva, que provoca menos efectos secundarios y una mejor viabilidad a largo plazo para los islotes trasplantados, que normalmente son atacados y destruidos por el sistema inmunitario. Los investigadores esperan que la tecnología pueda allanar el camino para el trasplante de islotes como un tratamiento viable, pero también mejorar el potencial para trasplantar otros tejidos y órganos.
En la actualidad, la diabetes tipo I requiere mediciones regulares de glucosa en sangre e inyecciones de insulina. Incluso con técnicas más avanzadas, como las bombas de insulina, todavía existe una carga de por vida para estos pacientes. El trasplante de islotes pancreáticos podría cambiar eso al proporcionar un control a largo plazo de los niveles de glucosa en sangre, pero la técnica aún se encuentra con obstáculos por el rechazo inmunológico del tejido trasplantado.
La tecnología indica al fármaco para que actúe sobre las células presentadoras de antígenos del sistema inmunitario, en lugar de las células T. Un proceso que tiene como resultado una inmunosupresión más selectiva, que provoca menos efectos secundarios y una mejor viabilidad a largo plazo para los islotes trasplantados, que normalmente son atacados y destruidos por el sistema inmunitario
Los inmunosupresores comunes, como la rapamicina, actualmente no funcionan para proteger adecuadamente los islotes, al menos en dosis seguras. Puede ser difícil vivir con los efectos secundarios de tales medicamentos, incluida la reducción de la protección inmunológica contra infecciones como la Covid-19.
“Para evitar los amplios efectos de la rapamicina durante el tratamiento, el fármaco generalmente se administra en dosis bajas y a través de vías específicas de administración, principalmente por vía oral”, explica Evan Scott, investigador involucrado en el estudio. “Pero en el caso de un trasplante, debe administrar suficiente rapamicina para suprimir sistémicamente las células T, lo que puede tener efectos secundarios significativos como pérdida de cabello, llagas en la boca y un sistema inmunológico debilitado en general”.
Para abordar esto, los investigadores de la Universidad Northwestern utilizaron nanopartículas para dirigir específicamente la rapamicina a las células presentadoras de antígenos del sistema inmunitario, en lugar de las células T a las que suele afectar. Esto da como resultado una inmunosupresión más controlada que parece equilibrar la protección de los islotes pancreáticos trasplantados con un perfil de seguridad razonable.
"Nos preguntamos, ¿se puede rediseñar la rapamicina para evitar la supresión no específica de las células T y, en cambio, estimular una vía tolerogénica al administrar el fármaco a diferentes tipos de células inmunitarias?", manifiesta Scott. "Al cambiar los tipos de células a los que se dirigen, en realidad cambiamos la forma en que se logró la inmunosupresión".
Hasta ahora, los investigadores probaron la técnica en ratones diabéticos que habían recibido un trasplante de islotes pancreáticos. Los ratones experimentaron efectos secundarios mínimos, pero no sufrieron diabetes durante el experimento de 100 días, lo que sugiere que el tratamiento funcionó para proteger los islotes.