Los seres humanos llevamos más de 6.000 años tomando setas alucinógenas. La psilocibina es una sustancia presente en estos hongos que está siendo objeto de estudio por su potencial uso para tratar la depresión. Ahora, un grupo de científicos de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, ha descubierto que la psilocibina podría cambiar el estado emocional de las personas al escuchar música.
Se trata de una sustancia alucinógena - presente en algunos hongos que crecen en regiones de Sudamérica, México y Estados Unidos - que fue aislada y sintetizada por primera vez en 1958 por el químico suizo Albert Hoffman, el mismo que sintetizó por primera vez el LSD.
El uso de psicodélicos como tratamiento de la depresión y otras patologías mentales es un tema cada vez más presente en estudios y debates. Y es que la psilocibina es una de las sustancias más adecuadas para su uso clínico, en parte porque el “viaje” – o la duración de los efectos de la droga – no suele durar más de ocho horas, de forma que es posible monitorearlos en lo que dura una jornada laboral.
Se trata de una droga que puede provocar cambios en la percepción del tiempo (puede pasar más rápido o más despacio), sinestesia (sensación de escuchar colores o ver sonidos) y alucinaciones de todo tipo, desde visuales a auditivas e incluso táctiles. Estos pueden comenzar a notarse entre 15 minutos y media hora después de consumir la droga.
Este grupo de científicos daneses ha demostrado que la psilocibina afecta a la forma en que la música nos provoca emociones
En los ensayos clínicos sobre la psilocibina utilizaron listas de reproducción de canciones seleccionadas para respaldar la experiencia psicodélica inducida por las drogas. Así, este trabajo revela que el procesamiento emocional mejorado, podría ser un efecto positivo de la combinación de esta sustancia con la música. Los resultados sugieren, por tanto, que la música debería ser un componente activo de la terapia con psilocibina. Los resultados de este trabajo se han presentado en el Congreso ECNP de Lisboa.
Como antidepresivo, la psilocibina suele administrarse en conjunto con la psicoterapia y la música, puesto que estudios previos han demostrado que otras drogas como el LSD interactúan con las melodías. No es de extrañar pues, que en la década de 1960 y en pleno auge de las drogas, los psicodélicos estuviesen estrechamente relacionados con este arte.
Ahora y por primera vez, este grupo de científicos daneses ha demostrado que la psilocibina afecta a la forma en que la música nos provoca emociones. En un estudio en el que participaron 20 personas sanas, se analizó la respuesta emocional a la música antes y después de consumir las setas alucinógenas. De los 20 participantes, 14 también fueron estudiados después de tomar ketanserina, un fármaco contra la hipertensión usado a menudo para contratar resultados en experimentos con psicodélicos.
Tras la ingesta de ambas sustancias, se calificó la respuesta emocional a la música según la Escala de Música Emocional de Ginebra. Los participantes escucharon una lista de reproducción de alrededor de diez minutos que incluía las Variaciones Enigma número 8 y 9 de Edward Elgar y del Laudate Dominum de Mozart.
La principal autora del estudio, Dea Siggard Stenbaek, destaca que es “curioso” que precisamente las canciones de Elgar, fueron escritas a raíz de que un amigo del músico, Augustus Jaeger, animara a Elgar a componer para paliar su depresión. “Estamos contentos de que se utilice esta música otra vez para saber más sobre la salud mental”, comenta.
El siguiente paso para los investigadores es "observar el efecto de la música en el cerebro mientras está bajo la influencia de la psilocibina, utilizando una resonancia magnética"
La profesora de dicha universidad danesa añade que “hemos descubierto que la psilocibina mejora notablemente la respuesta emocional a la música, en comparación con el efecto de la misma antes de tomar la droga. En la escala de medición que utilizamos, la psilocibina aumentó la respuesta emocional a la música alrededor de un 60%”. Se trata de una respuesta mayor que la de la ketanserina, asegura el estudio.
Tanto es así, que los investigadores descubrieron que la combinación de psilocibina y música tiene un fuerte efecto emocional: “Creemos que esto será importante para la aplicación terapéutica de psicodélicos, si se aprobaran para uso clínico”, subraya la experta. Así, ya que la psilocibina está siendo objeto de estudio para el desarrollo de fármacos contra la depresión, “este trabajo revela que la música debe considerarse como una parte terapéutica más del tratamiento”.
El profesor del Imperial College de Londres, David J Nutt, explica tras observar los resultados y sin haber participado en el trabajo, que “esto es más evidencia del potencial de utilizar la música para tratamientos más eficaces con psicodélicos”. “Lo que necesitamos ahora es optimizar este enfoque probablemente mediante canciones individualizadas y personalizadas durante la terapia”, añade el profesor.
¿El siguiente paso para los investigadores? “Observar el efecto de la música en el cerebro mientras está bajo la influencia de la psilocibina, utilizando una resonancia magnética”, concluye la profesora de la Universidad de Copenhague.