Investigadores de la Universidad de Texas en Dallas están investigando el uso de vacunas de células enteras para combatir las infecciones del tracto urinario (ITU), como parte de un esfuerzo para abordar el problema cada vez más grave de las bacterias resistentes a los antibióticos.
Recientemente, los investigadores han demostrado que el uso de estructuras organometálicas para encapsular e inactivar células bacterianas completas para crear un depósito puede permitir que las vacunas duren más tiempo en el cuerpo.
Concretamente, el estudio mostró que en ratones este método produjo una producción de anticuerpos sustancialmente mejorada y tasas de supervivencia significativamente más altas en comparación con los métodos estándar de preparación de vacunas de células enteras.
“Se está explorando la vacunación como vía terapéutica para las infecciones urinarias recurrentes porque los antibióticos ya no funcionan. Los pacientes están perdiendo la vejiga para salvar sus vidas porque las bacterias no pueden ser eliminadas por los antibióticos o debido a una alergia extrema a los antibióticos, que es más común en la población mayor de lo que la gente cree", han apuntado los investigadores.
La estructura organometálica desarrollada por el equipo de investigadores encapsula e inmoviliza una célula bacteriana individual en una matriz polimérica cristalina que no solo mata la bacteria sino que también preserva y estabiliza la célula muerta
Las vacunas funcionan introduciendo en el cuerpo una pequeña cantidad de gérmenes causantes de enfermedades muertos o debilitados, o algunos de sus componentes. Estos antígenos impulsan al sistema inmunológico a producir anticuerpos contra una enfermedad en particular.
La construcción de vacunas contra bacterias patógenas es intrínsecamente difícil porque las bacterias son significativamente más grandes y más complejas que los virus y, según han manifestado, “seleccionar qué componentes biológicos usar para crear antígenos ha sido un gran desafío”. En consecuencia, han añadido, “es preferible usar toda la célula a elegir solo una parte de una bacteria”.
ESTRUCTURA ORGANOMETÁLICA
Por ello, la estructura organometálica desarrollada por el equipo de investigadores encapsula e inmoviliza una célula bacteriana individual en una matriz polimérica cristalina que no solo mata la bacteria sino que también preserva y estabiliza la célula muerta frente a altas temperaturas, humedad y disolventes orgánicos.
En sus experimentos, los investigadores utilizaron una cepa de Escherichia coli. No existen vacunas contra ninguna cepa patógena de esta bacteria. La E. coli uropatógena causa aproximadamente el 80% de todas las infecciones urinarias.
“Cuando desafiamos a estos ratones con una inyección letal de bacterias, después de que fueron vacunados, casi todos nuestros animales sobrevivieron, lo que es un rendimiento mucho mejor que con los enfoques de vacunas tradicionales. Este resultado se repitió varias veces y estamos bastante impresionados con lo confiable que es", han señalado.
Aunque el método aún no se ha probado en humanos, los investigadores han indicado que tiene el potencial de ayudar a millones de pacientes. Además, más allá de las infecciones urinarias recurrentes o urosepsis, los investigadores creen que el método de depósito de antígenos podría aplicarse ampliamente a las infecciones bacterianas, incluidas la endocarditis y la tuberculosis.