Todos conocemos los beneficios del ejercicio y también los perjuicios de no practicarlo. Un ejemplo de ello es el desgaste de los músculos por no activarlos lo suficiente. Es lo que en Medicina se denomina atrofia muscular. Esta patología también se ve en trastornos neurológicos como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la esclerosis múltiple, el cáncer o la diabetes.
En este contexto, la mecanoterapia es una forma de terapia administrada manual o mecánicamente con potencial para reparar tejidos. El masaje es una de las formas más conocidas de la mecanoterapia, por aplicar estimulación compresiva a los músculos favoreciendo su relajación.
Estirar y contraer los músculos por medios externos también puede ser un tratamiento, si bien no se ha estudiado lo suficiente. Esto se debe a dos grandes desafíos que han impedido su investigación: los limitados sistemas mecánicos capaces de generar fuerzas de estiramiento y contracción uniformes y la ejecución ineficiente de estos estímulos en las capas más profundas de los músculos.
Ahora, bioingenieros del Instituto Wyss para la Ingeniería Inspirada en la Biología de la Universidad de Harvard y la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas Harvard John A. Paulson, han desarrollado un adhesivo mecánico al que han bautizado como Magenta.
Magenta funciona como un dispositivo robótico blando capaz de prevenir y mejorar la atrofia muscular. Los resultados del equipo se han publicado en la revista científicaNature Materials.
Uno de los componentes principales de Magenta es un resorte hecho de nitinol, un metal que permite programar la frecuencia y duración de los ciclos de estiramiento y contracción. Magenta también está conformado por matriz de elastómero y un adhesivo que permite que el dispositivo se adhiera al músculo.
En palabras del autor principal del estudio, David Mooney, con Magenta, los investigadores desarrollaron “un nuevo sistema integrado de múltiples componentes para la mecanoestimulación del músculo que se puede colocar directamente en el tejido muscular para activar vías moleculares clave para el crecimiento”.
“Si bien el estudio proporciona la primera prueba de concepto de que los movimientos de estiramiento y contracción proporcionados externamente pueden prevenir la atrofia en un modelo animal, creemos que el diseño central del dispositivo se puede adaptar ampliamente a varios entornos de enfermedades donde la atrofia es un problema importante”, matiza el experto.
“El hallazgo de que las mecanoterapias pueden abordar necesidades críticas no cubiertas en la medicina regenerativa de maneras que las terapias basadas en medicamentos simplemente no pueden, ha estimulado una nueva área de investigación que conecta las innovaciones robóticas con la fisiología humana hasta el nivel de las vías moleculares que transducen diferentes estímulos mecánico. Este estudio de Dave Mooney y su grupo es un ejemplo muy elegante y con visión de futuro de cómo este tipo de mecanoterapia podría usarse clínicamente en el futuro”, concluye el director fundador de Wyss, Donald Ingber.