Aunque suelen asociarse con una tecnología innovadora presente sólo en una pequeña parte de la población, los wearables también están comenzando a llegar a los países subdesarrollados y entornos desconectados de baja tecnología. Y, en su mayor parte, lo hacen, o lo harán, para beneficio de la salud.
Su aplicación en entorno rurales o con escasos recursos es posible gracias a su precio, que es inferior a un dólar.Por ello, los desarrolladores del invento han sido premiados en la iniciativa Wearables for Good de Unicef.
Una iniciativa parecida, aunque aún en desarrollo, es Droplet. Se trata de un brazalete inteligente, que mediante una bombilla de rayos ultravioleta, logra purificar el agua, que suele suponer un problema en muchos países africanos, matando las bacterias y los agentes contaminantes de la misma. Además, el sistema registra información para prevenir futuros problemas.
Otro proyecto, también apoyado por Unicef, es el wearable WAAA!. Se trata de una banda preparada para colocarse en bebés recién nacidos. Mediante un dispositivo, el sistema monitoriza la frecuencia cardiaca y la respiración del bebé. En caso de detectar alguna señal anormal, genera una alerta que se transmite, por SMS, a un profesional sanitario cercano.
Monitores para medir la temperatura de los niños en zonas con alto riesgo de contraer malaria o un dispositivo para registrar la administración de medicamentos en situaciones de emergencia, son otros dispositivos wearables que pretenden ayudar a mejorar la salud de las personas que viven en zonas en vías de desarrollo.
Porque salud necesitamos todos… ConSalud.es
La banda WAAA! monitoriza las constantes vitales de los bebés recién nacidos y envía alertas a los médicos en caso de registrar señales anormales
Buen ejemplo de ello es Kushi Baby, un collar que incorpora un chip especial en el que se guarda el registro sanitario de cada persona. Mediante una aplicación móvil, los médicos pueden así disponer de una especie de historia clínica de cada paciente (suelen llevarlo niños, por el momento) y sincronizar los datos recibidos por el chip en una nube, de manera que sea más manejable.Su aplicación en entorno rurales o con escasos recursos es posible gracias a su precio, que es inferior a un dólar.Por ello, los desarrolladores del invento han sido premiados en la iniciativa Wearables for Good de Unicef.
Una iniciativa parecida, aunque aún en desarrollo, es Droplet. Se trata de un brazalete inteligente, que mediante una bombilla de rayos ultravioleta, logra purificar el agua, que suele suponer un problema en muchos países africanos, matando las bacterias y los agentes contaminantes de la misma. Además, el sistema registra información para prevenir futuros problemas.
Otro proyecto, también apoyado por Unicef, es el wearable WAAA!. Se trata de una banda preparada para colocarse en bebés recién nacidos. Mediante un dispositivo, el sistema monitoriza la frecuencia cardiaca y la respiración del bebé. En caso de detectar alguna señal anormal, genera una alerta que se transmite, por SMS, a un profesional sanitario cercano.
Monitores para medir la temperatura de los niños en zonas con alto riesgo de contraer malaria o un dispositivo para registrar la administración de medicamentos en situaciones de emergencia, son otros dispositivos wearables que pretenden ayudar a mejorar la salud de las personas que viven en zonas en vías de desarrollo.
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