Resolver dudas sobre salud y dispensar medicamentos es el objetivo “vital” de Pillo. Mediante un sistema de almacenamiento de medicinas, el dispositivo identifica al paciente a través de un algoritmo de reconocimiento facial y le entrega los fármacos que le corresponde tomar a una hora determinada.
Una startup norteamericana ha sido la encargada de crear este robot sanitario que permite resolver dudas en materia de salud, realizar videoconferencias directas con médicos e incluso dispensar los medicamentos que necesita tomar a diario el usuario.
Como señalan sus desarrolladores, la idea es que Pillo mejore la asistencia sanitaria de las personas mayores, de ahí a que su aspecto estético se haya cuidado para tener una apariencia amigable. Usando las últimas tecnologías de reconocimiento facial y de voz, el robot asistente puede oír, ver y entender.
De esta forma, el paciente puede preguntarle cuestiones relacionadas con la salud, como cuantas calorías tiene un alimento o qué rutina de ejercicio es la más saludable, y el robot responderá en base a “fuentes verificadas, asegurando que recibe la información más actualizada y precisa disponible”. A su vez, la tecnología cuenta con un sistema de cámaras que permite conectar, desde el propio dispositivo, con un profesional médico, ofreciéndole incluso datos del paciente como su edad, peso o estatura.
Aunque no dan más detalles de este aspecto, los creadores de Pillo, que aún está en fase de desarrollo, aseguran que esta dispensación se realiza contando con todas las medidas de seguridad necesarias, tanto en el almacenamiento de los fármacos como a la hora de reconocer al paciente al que se le liberan los mismos. Además, añaden, el dispositivo puede incluso ordenar la compra del medicamento a la farmacia (los que no requieran prescripción) cuando detecte que se está acabando.
Mientras reúnen los fondos necesarios para lanzar al mercado este dispositivo, sus diseñadores aseguran estar trabajando para mejorar sus funcionalidades, de forma que en el futuro también puedan monitorizar, por ejemplo, el estado de salud de los bebés u ofrecer consejos y mediciones para controlar el estrés en los adultos.
PEPPER, EL ROBOT QUE AYUDA A PERSONAS CON DEMENCIA Y SE CONVIERTE EN RECEPCIONISTA
Hace más de un año que le conocemos y Pepper no deja de sorprender. Se trata del primer androide capaz de reconocer e interpretar la voz, gestos y el lenguaje corporal del ser humano. Desarrollado en Tokio dentro del programa Project Team Dementia, el robot que ayuda a personas con demencia puede tener conversaciones sencillas, recordar a los pacientes que deben realizar acciones como levantarse o tomarse sus medicinas. También ayuda al médico a monitorizar al enfermo, ya que le informa de las pastillas que se ha tomado al día. Además, Pepper puede interrelacionarse con su usuario, avisándole cuando recibe un correo electrónico o preguntándole sencillas cuestiones como cuántos años tienen sus nietos para comprobar el estado del paciente.
Con una estatura de 1,40 metros, una pantalla integrada, y la capacidad de entender hasta 20 idiomas distintos, Pepper, en su nuevo oficio, puede incluso distinguir la voz de un hombre y de una mujer, o de un niño.
No obstante, y lejos de una “invasión” de robots en los hospitales, los profesionales están de acuerdo en que, en ningún caso, estos sistemas acabarán reduciendo el personal sanitario de los centros. Como explicaba por ejemplo Barb Collins, jefe de operaciones del Humber River Hospital, en el caso de este centro "en lugar de usar los avances tecnológicos para recortar puestos de trabajo, el hospital ha contratado a más de 700 empleados", señalaba.
HERRAMIENTA TERAPÉUTICA PARA NIÑOS CON PROBLEMAS DE MOVILIDAD
Al igual que sus otros compañeros robóticos, tiene forma humanoide, es interactivo y autónomo. Su objetivo: servir como herramienta terapéutica de rehabilitación para los niños con problemas de movilidad.
Para los niños es un juguete al que pueden llamar como quieran. Pero este robot ha sido desarrollado dentro del proyecto científico Therapist por los investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), la Universidad de Málaga, la Universidad de Extremadura y el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla. Su misión es servir de motivación para que los niños con problemas motrices continúen realizando sus ejercicios de rehabilitación.
Hasta el momento, más de un centenar de niños han evaluado las capacidades sociales del autómata, y algunos de los pequeños con problemas motrices han probado esta terapia, que ha demostrado ser una herramienta eficaz para mejorar la adhesión al tratamiento de rehabilitación y su evaluación, además de una forma divertida y atractiva. El “juguete” indica los ejercicios de rehabilitación (secuencia de posturas a imitar por el niño).
Este robot mide tan solo 48 centímetros de alto y pesa poco más de 4 kilos, pero es capaz de percibir sus reacciones y determinar si está realizando correctamente o no sus ejercicios. El responsable del proyecto, del departamento de Informática de la UC3M, Fernando Fernández Rebollo, destaca que el objetivo era “crear un robot que no parezca un robot, que dé la sensación al niño de que está vivo y que interactúa socialmente con él”.
El robot está programado para la planificación de tareas y el aprendizaje automático, algo que permite “darle la capacidad de decidir qué acciones quiere ejecutar en cada momento” y “adaptarse a las características del paciente y la lesión de rehabilitación que se está ejecutando”, señala Fernández Rebollo.
LOS ROBOTS SOCIALES
Las aplicaciones de los robots para ayudar a los niños con autismo van desde su infinita paciencia a su capacidad para recoger datos para un posterior estudio. Estas son algunas de las razones por las que algunos colegios de niños autistas los introducen en las aulas.
Los robots sociales son perfectos para esta labor porque es más sencillo interactuar con ellos que con un humano, sus acciones son perfectamente repetibles, y se pueden modificar de distintas maneras para cumplir con las necesidades de niños distintos, según se desprende de un trabajo realizado por John-John Cabibihan, de la Universidad Nacional de Singapur,junto a otros estudiosos, y recogido por la revista MIT Technology Review.
El estudio recoge los numerosos tipos de robots distintos que los terapeutas están usando, y las técnicas que han desarrollado para conectar con e influir a los niños autistas. Estos autómatas pueden tener un papel fundamental en ejercicios que ayudan a los niños a mejorar sus habilidades sociales, sensoriales y cognitivas, así como su control motor.
Pero no sólo el robot es efectivo en el desarrollo y evolución del niño autista, sino en el diagnóstico de la enfermedad en bebés, cuando hasta ahora sólo se podía reconocer en niños de al menos 3 años, y lo hace a través de la mirada, sobre todo en pequeños que tengan familiares con autismo.
El autismo es un trastorno caracterizado por un grave déficit del desarrollo, permanente y profundo. Afecta a la socialización, la comunicación, la imaginación, la planificación y la reciprocidad emocional, y se evidencia mediante conductas repetitivas o inusuales.
Una startup norteamericana ha sido la encargada de crear este robot sanitario que permite resolver dudas en materia de salud, realizar videoconferencias directas con médicos e incluso dispensar los medicamentos que necesita tomar a diario el usuario.
Como señalan sus desarrolladores, la idea es que Pillo mejore la asistencia sanitaria de las personas mayores, de ahí a que su aspecto estético se haya cuidado para tener una apariencia amigable. Usando las últimas tecnologías de reconocimiento facial y de voz, el robot asistente puede oír, ver y entender.
De esta forma, el paciente puede preguntarle cuestiones relacionadas con la salud, como cuantas calorías tiene un alimento o qué rutina de ejercicio es la más saludable, y el robot responderá en base a “fuentes verificadas, asegurando que recibe la información más actualizada y precisa disponible”. A su vez, la tecnología cuenta con un sistema de cámaras que permite conectar, desde el propio dispositivo, con un profesional médico, ofreciéndole incluso datos del paciente como su edad, peso o estatura.
El aspecto más novedoso de Pillo es su capacidad de almacenar “de forma segura” medicamentos y vitaminas en recipientes a prueba de manipulaciones dentro del dispositivo
Pero sin duda el aspecto más novedoso de Pillo es su capacidad de almacenar “de forma segura” medicamentos y vitaminas en recipientes a prueba de manipulaciones dentro del dispositivo. De esta forma, la tecnología dispensa el fármaco almacenado al paciente (al que identifica mediante su sistema de reconocimiento facial), en el momento en el que le toca tomárselo. Si no lo hace, el sistema puede enviar incluso una alerta a una aplicación móvil compatible con el robot.Aunque no dan más detalles de este aspecto, los creadores de Pillo, que aún está en fase de desarrollo, aseguran que esta dispensación se realiza contando con todas las medidas de seguridad necesarias, tanto en el almacenamiento de los fármacos como a la hora de reconocer al paciente al que se le liberan los mismos. Además, añaden, el dispositivo puede incluso ordenar la compra del medicamento a la farmacia (los que no requieran prescripción) cuando detecte que se está acabando.
Mientras reúnen los fondos necesarios para lanzar al mercado este dispositivo, sus diseñadores aseguran estar trabajando para mejorar sus funcionalidades, de forma que en el futuro también puedan monitorizar, por ejemplo, el estado de salud de los bebés u ofrecer consejos y mediciones para controlar el estrés en los adultos.
PEPPER, EL ROBOT QUE AYUDA A PERSONAS CON DEMENCIA Y SE CONVIERTE EN RECEPCIONISTA
Hace más de un año que le conocemos y Pepper no deja de sorprender. Se trata del primer androide capaz de reconocer e interpretar la voz, gestos y el lenguaje corporal del ser humano. Desarrollado en Tokio dentro del programa Project Team Dementia, el robot que ayuda a personas con demencia puede tener conversaciones sencillas, recordar a los pacientes que deben realizar acciones como levantarse o tomarse sus medicinas. También ayuda al médico a monitorizar al enfermo, ya que le informa de las pastillas que se ha tomado al día. Además, Pepper puede interrelacionarse con su usuario, avisándole cuando recibe un correo electrónico o preguntándole sencillas cuestiones como cuántos años tienen sus nietos para comprobar el estado del paciente.
Con una estatura de 1,40 metros, una pantalla integrada, y la capacidad de entender hasta 20 idiomas distintos, Pepper, en su nuevo oficio, puede incluso distinguir la voz de un hombre, de una mujer o de un niño
Para sorpresa de todos, los desarrolladores de este robot han querido ir más allá y Pepper ahora se estrena con una nueva labor: recepcionista de hospital. Actúa como asistente en los hospitales belgas de La Citadelle de Lieja y de Ostende, asesorando a los pacientes y a sus visitantes, ya sea introduciéndoles en el hospital, proporcionándoles información o guiándolos incluso a las habitaciones concretas, moviéndose sobre dos ruedas a una velocidad de unos cuatro kilómetros por hora.Con una estatura de 1,40 metros, una pantalla integrada, y la capacidad de entender hasta 20 idiomas distintos, Pepper, en su nuevo oficio, puede incluso distinguir la voz de un hombre y de una mujer, o de un niño.
No obstante, y lejos de una “invasión” de robots en los hospitales, los profesionales están de acuerdo en que, en ningún caso, estos sistemas acabarán reduciendo el personal sanitario de los centros. Como explicaba por ejemplo Barb Collins, jefe de operaciones del Humber River Hospital, en el caso de este centro "en lugar de usar los avances tecnológicos para recortar puestos de trabajo, el hospital ha contratado a más de 700 empleados", señalaba.
HERRAMIENTA TERAPÉUTICA PARA NIÑOS CON PROBLEMAS DE MOVILIDAD
Al igual que sus otros compañeros robóticos, tiene forma humanoide, es interactivo y autónomo. Su objetivo: servir como herramienta terapéutica de rehabilitación para los niños con problemas de movilidad.
Para los niños es un juguete al que pueden llamar como quieran. Pero este robot ha sido desarrollado dentro del proyecto científico Therapist por los investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), la Universidad de Málaga, la Universidad de Extremadura y el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla. Su misión es servir de motivación para que los niños con problemas motrices continúen realizando sus ejercicios de rehabilitación.
Hasta el momento, más de un centenar de niños han evaluado las capacidades sociales del autómata, y algunos de los pequeños con problemas motrices han probado esta terapia, que ha demostrado ser una herramienta eficaz para mejorar la adhesión al tratamiento de rehabilitación y su evaluación, además de una forma divertida y atractiva. El “juguete” indica los ejercicios de rehabilitación (secuencia de posturas a imitar por el niño).
Este robot mide tan solo 48 centímetros de alto y pesa poco más de 4 kilos, pero es capaz de percibir sus reacciones y determinar si está realizando correctamente o no sus ejercicios. El responsable del proyecto, del departamento de Informática de la UC3M, Fernando Fernández Rebollo, destaca que el objetivo era “crear un robot que no parezca un robot, que dé la sensación al niño de que está vivo y que interactúa socialmente con él”.
El robot está programado para la planificación de tareas y el aprendizaje automático, algo que permite “darle la capacidad de decidir qué acciones quiere ejecutar en cada momento” y “adaptarse a las características del paciente y la lesión de rehabilitación que se está ejecutando”, señala Fernández Rebollo.
LOS ROBOTS SOCIALES
Las aplicaciones de los robots para ayudar a los niños con autismo van desde su infinita paciencia a su capacidad para recoger datos para un posterior estudio. Estas son algunas de las razones por las que algunos colegios de niños autistas los introducen en las aulas.
Los robots sociales son perfectos para esta labor porque es más sencillo interactuar con ellos que con un humano, sus acciones son perfectamente repetibles, y se pueden modificar de distintas maneras para cumplir con las necesidades de niños distintos, según se desprende de un trabajo realizado por John-John Cabibihan, de la Universidad Nacional de Singapur,junto a otros estudiosos, y recogido por la revista MIT Technology Review.
El estudio recoge los numerosos tipos de robots distintos que los terapeutas están usando, y las técnicas que han desarrollado para conectar con e influir a los niños autistas. Estos autómatas pueden tener un papel fundamental en ejercicios que ayudan a los niños a mejorar sus habilidades sociales, sensoriales y cognitivas, así como su control motor.
Estos autómatas pueden tener un papel fundamental en ejercicios que ayudan a los niños a mejorar sus habilidades sociales, sensoriales y cognitivas, así como su control motor
Cabibihan y su equipo, suscriben que "estas actividades incluyen enseñar a un niño a iniciar un saludo, esperar su turno para lanzar una pelota, seguir la mirada del robot a un objeto de interés y copiar los movimientos del robot cuando baila".Pero no sólo el robot es efectivo en el desarrollo y evolución del niño autista, sino en el diagnóstico de la enfermedad en bebés, cuando hasta ahora sólo se podía reconocer en niños de al menos 3 años, y lo hace a través de la mirada, sobre todo en pequeños que tengan familiares con autismo.
El autismo es un trastorno caracterizado por un grave déficit del desarrollo, permanente y profundo. Afecta a la socialización, la comunicación, la imaginación, la planificación y la reciprocidad emocional, y se evidencia mediante conductas repetitivas o inusuales.