Los errores en el uso de bombas de infusión, principal riesgo tecnológico

Un informe del Instituto ECRI ha clasificado los 10 grandes peligros de las tecnologías en el ámbito sanitario.

Imagen de un paciente con vía intravenosa.
Imagen de un paciente con vía intravenosa.
26 noviembre 2016 | 00:06 h
El Instituto ECRI de Estados Unidos ha publicado su informe anual ‘Top 10 Health Technology Hazards for 2016' (‘10 principales peligros en el ámbito de la tecnología sanitaria para 2016') en el que se recogen las tecnologías de ámbito sanitario que precisan más atención por parte de los profesionales sanitarios para evitar las consecuencias de un mal uso en los pacientes. Los errores humanos en el uso de las bombas de infusión ocupan el primer puesto, seguidos de la limpieza inadecuada de instrumental y los fallos en la detección de alarmas de ventiladores mecánicos.

Limpieza inadecuada de instrumental y fallos en la detección de alarmas de ventiladores mecánicos, entre los principales peligros
El objetivo de este informe es identificar las fuentes potenciales de peligro y minimizar los problemas asociados al mal uso de dispositivos a través de protocolos para su correcta utilización y mantenimiento. De esta forma, tras un estudio exhaustivo de los riesgos que rodean a la tecnología sanitaria, el Instituto ECRI ha valorado como principal riesgo los errores relacionados con las bombas de infusión debido a que los profesionales sanitarios pasan por alto algunas prácticas sencillas de seguridad, como la observación de daños en los componentes, el uso apropiado de la abrazadera de rodillo en la tubería IV y la comprobación de la cámara de goteo debajo del depósito de medicación para un flujo inesperado.

OTROS RIESGOS POTENCIALES

En segundo lugar dentro del ranking, se encuentra el uso de instrumental médico contaminado, práctica que puede conducir a infecciones severas. Los autores del informe reconocen la complejidad de la limpieza y desinfección, y esterilización de algunos instrumentos, por lo que recomiendan recomiendan seguir el protocolo de forma estricta.

El tercero de los peligros señala los fallos en la detección de alarmas de ventiladores mecánicos. Estos aparatos son los responsables de la respiración artificial que suple total o parcialmente la función ventilatoria del paciente. Los errores en estos casos se pueden deber a un error humano o a fallos en las notificaciones, en los que las alarmas no se comunican de forma eficaz al personal. La solución plantea un desafío, según el informe, que implica identificar las vulnerabilidades de esta tecnología e incrementar las alarmas que pueden ser observadas fuera de la habitación del paciente (todavía escasas en muchos hospitales).

El informe también destaca otros riesgos potenciales como las depresiones respiratorias por opioides no detectadas, las infecciones por el uso dispositivos enfriadores de calefacción durante la cirugía cardiotorácica, las lagunas en ciberseguridad, el exceso de radiación, las perturbaciones en el medicamento por fallos en la configuración o distribución, el mal uso de la grapadora quirúrgica y los errores de dispositivos por productos y prácticas de limpieza.

CAMBIO DE MODELO

"Cada vez es más prioritario velar por el uso correcto de la tecnología en el ámbito sanitario"
“En España no contamos con un organismo que desempeñe un papel similar al del Instituto ECRI: imparcial, aséptico y realista; que mida, evalúe y, en definitiva, cambie el modelo actual de evaluación de la tecnología sanitaria”, ha explicado el presidente de la Sociedad Española de Electromedicina e Ingeniería Clínica (SEEIC), Jesús Lucinio Manzanares Pedroche, quien ha defendido que, de llegar a implantarse, debería llevar a cabo, entre otras medidas, “un análisis sobre el coste-efectividad del proceso en su conjunto y un cambio de modelo hacia una agencia de evaluación encargada de dicho análisis”.

Desde la SEEIC inciden en que, ante la información recogida por el Instituto ECRI en este informe, “el sistema sanitario debe concienciarse de que cada vez parece más prioritario velar por el uso correcto de la tecnología en aras de una atención sanitaria segura y de calidad”. Para ello, Manzanares insta a “tomar las medidas oportunas”, éstas pasan por “la cualificación profesional, la disposición de medios adecuados, realización de verificaciones y mayores controles”. A su vez, el presidente de la sociedad califica como fundamental que las decisiones enfocadas hacia el correcto control, aprovechamiento y uso de los recursos tecnológicos sanitarios y sus sistemas siempre las tomen los Servicios de Electromedicina e Ingeniería Clínica: “Estas unidades deben desempeñar un papel estratégico en el organigrama, con el fin de velar por la seguridad del paciente y del equipo clínico”.
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