"En Painometer vamos a incorporar un diario que ayudea al profesional a tener una visión más extensa"
Como los móviles son una herramienta generalizada en la sociedad, las aplicaciones se han convertido en un complemento terapéutico muy eficaz que compensan aunque sea un poco la falta de recursos para investigar el dolor crónico infantil, tal y como señala Miró, quien explica a SaludDigital.es dos de los proyectos que desde la SED han materializado destinados a este fin. Uno de ellos es Painometer, una aplicación desarrollada por la Unidad para el Estudio y Tratamiento del Dolor (Algos), vinculada a la Universitat Rovira i Virgili. Actualmente se encuentra ultimando la tercera versión y funciona evaluando la intensidad del dolor. “Incluye diferentes escalas que sabemos que son válidas y fiables porque son robustas psicométricamente”, señala el doctor. De esta forma, la herramienta mide el dolor mediante la Escala de Caras de Dolor (FPS-R), la Escala Numérica (EN), la Escala Visual Analógica (EVA) y la Escala Analógica de Color (CAS).
Disponible en cinco idiomas (catalán, español, inglés, francés y portugués), es la única que cuenta con el distintivo AppSaludable, el único sello español que certifica la seguridad y fiabilidad de las aplicaciones, además de haber sido galardonada con el premio mHealth en el Mobile World Capital Barcelona. Ante el éxito, se está trabajando para incluir algunas mejoras en esta nueva versión que saldrá al mercado cibernético próximamente. “Ahora vamos a incorporar un diario específico y otros cuestionarios que ayuden al profesional a tener una visión más extensa del programa del paciente y a diseñar el programa de tratamiento”.
FIBROLINE, APP PARA JÓVENES CON FIBROMIALGIA
Además, es muy significativo, recuerda, que la adherencia sea tan alta, así como el cumplimiento de lo que el usuario se está proponiendo. Al contrario, lo habitual en estos casos es “encontrarnos que la gente disminuye el cumplimiento de las prescripciones terapéuticas una vez empezado el tratamiento. Con la app, la gente se mantiene y hacen las cosas a la manera que se les propone. Por otra parte, Fibroline se basa en programas de tratamiento que han demostrado su eficacia a nivel presencial. “Lo que hemos hecho ha sido empaquetarlo en un formato para que pueda ser administrado a través de un móvil. Pero, también es bueno que no necesite la atención sistemática de un terapeuta”. Es decir, que está pensada “para que pueda ser administrado sin necesidad de un seguimiento por parte del personal sanitario”, aunque la persona puede pedir ayuda si lo requiere o lo precisa.
Es más, inicialmente fue lanzada como una herramienta dirigida para adolescentes y adultos jóvenes, a pesar de que la fibromialgia es una enfermedad más habitual en adultos. “Pero cuando la presentábamos en foros, los adultos nos pedían alguna alternativa para ellos”, narra Miró. Por eso, se decidieron a presentar Fibroline Senior, con contenidos más adaptados a la población mayor. Eso sí, no es gratuita como sí es el caso de la app para jóvenes. Los casi cuatro euros que vale van destinados a promover la investigación del dolor infantil. “Los donamos a la Red Española de Dolor Infantil. Ya que hay muy pocos recursos en este campo, al menos contribuimos al avance y al mantenimientos de estos proyectos de investigación”, apunta.
PRUEBAS DE USABILIDAD
Ambas aplicaciones se diferencian del resto de herramientas similares en un punto fundamental, recuerda el especialista de la SED. “Es muy importante que pasen por diferentespruebas de usabilidad y análisis científicos. Hay muy pocas que lo hagan, centenares que no han sido contrastadas científicamente y gran parte promueven cambios casi milagrosos basadas solo en bla bla bla”.
Es importante que, además de validadas, las apps sean fáciles de utilizar y se adapten a las necesidades del usuario
Es imprescindible, insiste, en que pasen por estos procesos para que “los pacientes puedan utilizarlas sin ningún temor a que lo que se les está proponiendo sea simple superchería”. Jordi Miró ve lógico que los afectados sucumban ante estas opciones tan atractivas y rápidas porque “cuando una persona tiene dolor crónico solo quiere que este desaparezca”. Más si el usuario más proclive a usar este tipo de aplicaciones, por las características de la población, sea el infantojuvenil, acostumbrado a consumir estas herramientas diariamente de forma habitual. Es importante, en este sentido, que, además de validadas, las apps sean fáciles de utilizar “y que se adapten a las necesidades de los pacientes para que no se abandonen”. Está comprobado que funcionan igual de bien en enfermos de cualquier edad. “Si garantizamos que sean fáciles de utilizar y que se creen siguiendo las necesidades del paciente, contribuirán perfectamente al seguimiento y la adherencia terapéutica”.