El dolor es un mecanismo de defensa en el ser humano, pero cuando se cronifica y deja de tener su función de alerta, se convierte en sí mismo en un problema. La implantación de estimuladores y de bombas de infusión puede ser en algunos casos concretos una opción para aquellos pacientes que viven con dolor.
Tal y como señala el doctor Alfonso Vidal, jefe de la Unidad del Dolor del Hospital Quirónsalud Sur de Alcorcón, el dolor “es como una alarma que sirve para asegurarte de que no te están robando. El problema viene cuando la alarma suena y no hay robo. Esto es lo que pasa con el dolor crónico”.
Ante estas situaciones, la mejor solución, según este experto, es resolver el problema sin intervencionismo externo. “Si algo te produce dolor, no lo hagas”. En este sentido, cobran una gran relevancia los hábitos de vida. “Con el dolor crónico seguimos teniendo la conciencia de que es algo que hay que curar y a veces no podemos hacerlo. Ante esta situación, la labor educativa e informativa es una parte esencial”, apunta Vidal.
Cuando las medidas convencionales como la medicación u otros procedimientos no resuelven el dolor, la tecnología puede convertirse en una importante opción
Sin embargo, cuando las medidas convencionales como la medicación u otros procedimientos no resuelven el dolor, la tecnología puede convertirse en una importante opción. “Podemos colocar dispositivos electrónicos e inteligentes, que permiten dar un tipo de tratamiento de manera continua. Estaríamos hablando, por un lado, de los estimuladores (especie de marcapasos), y, por otro, de las bombas de infusión (aparatos que administran de manera inteligente analgesia a pequeñas dosis)”, explica el jefe de la Unidad de Dolor del Hospital QuirónSalud Sur. “Es decir, uno es físico y eléctrico, y, otro, químico. En ambos casos, estos dispositivos se colocarían en la proximidad de aquellos sitios donde se controla el dolor”, añade.
Además de estos dispositivos, la innovación y los avances tecnológicos están dando lugar a nuevas implementaciones como los estimuladores periféricos. En este caso, el dispositivo, en vez de colocarse en la proximidad de la médula, se coloca en la proximidad de los nervios periféricos y, de este modo, actúa solo a ese nivel.
INDICACIÓN Y RESULTADOS
Dependiendo de las características del dolor y del paciente, ya que estos dispositivos no son válidos para todos los afectados de dolor crónico, los profesionales optan por uno u otro. “Si, el dolor, por ejemplo, es causado por traumatismo o inflamación, responde mejor a las medidas químicas. Sin embargo, el neuropático responde mejor a las medidas físicas. No obstante, aunque los estimuladores tienen una indicación especifica, si el dolor no responde, se puede intentar como último procedimiento las bombas de fusión”, afirma el doctor Vidal.
“Aunque la vida útil de estos dispositivos es limitada, en los análisis que comparan el coste de los mismos con el coste de estar enfermo, su implantación es económicamente mejor”
Respecto a su efectividad, este especialista es claro: “Cien por cien, nada, pero sí es verdad que generan una eficacia muy importante en pacientes seleccionados. A todo el que le duele, no le va a ir bien un aparato, pero a muchos sí les puede beneficiar, que no curar. En este sentido, si seleccionamos bien, el resultado suele ser bastante bueno”. En esta línea, este experto se refiere a un beneficio de un 70-90% en aquellos pacientes con mejores condiciones.
En cuanto a su durabilidad, al cabo de unos años, la tecnología se agota, por lo que requiere su reemplazo. “Aunque la vida útil de estos dispositivos es limitada, en los análisis que comparan el coste de los mismos con el coste de estar enfermo, su implantación es económicamente mejor”, aclara Vidal.
En este sentido, el jefe de la Unidad del Dolor del Hospital QuirónSalud Sur señala la importancia de que los diseñadores y promotores, “al igual que ocurre en otras industrias, generen dispositivos más accesibles para la población y que, de este modo, estas tecnologías se generalicen y sean más baratas”.
EL FUTURO DE LOS DISPOSITIVOS
El desarrollo de nuevas herramientas contra el dolor no cesa. Al igual que en otras tecnologías, los dispositivos siguen mejorándose en características como, por ejemplo, su tamaño, lo que permite una intervencionismo cada vez menor.
Más allá de estas mejoras, el futuro, según el doctor Vidal, “será reemplazar las funciones alteradas por dispositivos inteligentes. Probablemente a medio plazo podremos reemplazar las funciones a través de nuevos órganos mediante la modificación genética. De este modo implementaríamos las funciones dañadas y conseguiríamos que mejoraran con una especie de implante biónico u orgánico”, concluye este experto.