La realidad virtual se adentra en las intervenciones quirúrgicas

Profesionales de la Escuela de Medicina de la Universidad Stanford está utilizando un nuevo software que combina imágenes de resonancias magnéticas, tomografías computarizadas y angiogramas.

Un grupo de jóvenes residentes utiliza el sistema de realidad virtual de la Universidad Stanford
Un grupo de jóvenes residentes utiliza el sistema de realidad virtual de la Universidad Stanford
19 septiembre 2017 | 12:00 h

Resulta habitual que una simple consulta a un médico de Atención Especializada derive en un diagnóstico que obligue a un paciente a pasar por el quirófano. Ante esta noticia, son muchas las personas que tienden a presentar signos de preocupación, aprensión y pavor al tener que someterse a una intervención quirúrgica. Un nerviosismo que se ve incrementado cuando el paciente no es capaz de comprender las especificidades del proceso médico por el que debe pasar para recuperar su salud.

"Como yo había pasado por esta intervención quirúrgica antes, pensé que sabía todo de este proceso hasta que lo vi"

Por este motivo, la Escuela de Medicina de la Universidad Stanford en California (Estados Unidos) ha desarrollado un nuevo sistema que pretende hacer frente a esta problemática. En concreto, este software combina imágenes de resonancias magnéticas, tomografías computarizadas (TC) y angiogramas con el propósito de crear un modelo tridimensional que los profesionales sanitarios puedan analizar y manipular, de un modo similar a un juego de realidad virtual.

Diseñado por Surgical Theater, una startup afincada en el estado de Colorado, el mecanismo de realidad virtual está proporcionando adiestramiento a los residentes de los centros hospitalarios, donde los jóvenes, con una baja iluminación y rodeados por tres grandes pantallas, se instalan en sillas reclinables e inician un placentero paseo por el seno del cráneo humano; ayuda a los cirujanos en la planificación de las próximas operaciones y durante las propias intervenciones quirúrgicas, donde el sistema permite guiar a los profesionales a través del espacio tridimensional; y, uno de los aspectos más importantes, permite educar a los pacientes en aquellas operaciones en las que se verán sometidos.

 

UNA INFORMACIÓN RECONFORTANTE PARA LOS PACIENTES

Después de someterse a dos intervenciones quirúrgicas de aneurisma, es decir, una dilatación anormal de las paredes de una arteria o una vena, Sandi Rodoni pensó que entendía todo sobre este procedimiento médico. Sin embargo, cuando llegó el momento de su tercera cirugía, un residente del Watsonville Community Hospital (California), trasladó a esta paciente al interior de su cerebro gracias al sistema de realidad virtual.

Acto seguido, y tras colocarse las gafas vinculadas a este mecanismo, Rodoni consiguió apreciar de forma nítida la problemática que padecía su vaso sanguíneo, así como el lugar donde su neurocirujano, el doctor Gary Steinberg, intervendría para subsanar la dilatación. "Como yo había pasado por esto antes, pensé que sabía todo de este proceso médico hasta que lo vi. Me sentí mucho mejor sabiendo que era la intervención era tan evidente para el médico", subraya la paciente.

"Podemos planear cómo acercarnos a un tumor y evitar áreas críticas como la corteza motora o las áreas sensoriales"

"Este sistema es una ventana en el cerebro y, para ser más precisos, una ventana en el cerebro del paciente que vamos a operar", señala el doctor Anand Veeravagu, profesor asistente de Neurocirugía y responsable del Laboratorio de Simulación Neuroquirúrgica de la Universidad Stanford. En este sentido, el aspecto tridimensional de las imágenes facilita la planificación de los profesionales y mejora la precisión de la cirugía, lo que desemboca en procedimientos más seguros. "Podemos planear cómo acercarnos a un tumor y evitar áreas críticas como la corteza motora o las áreas sensoriales", apunta Steinberg.

El propio neurocirujano neoyorquino asegura que, tiempo atrás, "no teníamos la capacidad de reconstruir el cerebro en tres dimensiones, por lo que debíamos proyectarlo en nuestras mentes. De esta manera se consigue una representación tridimensional". Steinberg resalta que, en el caso de Rodoni, una arteria estaba unida a la parte superior del aneurisma. "Este caso no se podía ver apreciar a través de imágenes médicas convencionales. De no haberlo sabido, podría haber sido un verdadero desastre", sentencia.


"MUCHO MÁS DETALLE"

Los médicos de la Escuela de Medicina de Stanford están aplicando, a día de hoy, este sistema de realidad virtual en el cerebro y la médula espinal. El motivo es que estos órganos son estables y se prestan a imágenes, a diferencia de otras partes del cuerpo, en las que intervienen otras variables como el flujo sanguíneo o la respiración. Sin embargo, Malie Collins, coordinadora de este sofisticado programa, señala que "esta tecnología pronto estará disponible para el resto del cuerpo".

"Este software ayuda a los pacientes a entender qué es lo que está a punto de hacerles un cirujano. Verlo en la pantalla, en 3D, facilita a poner en mente del paciente la intervención"

Es habitual que los cirujanos utilicen el vídeo mientras están inmersos en una intervención quirúrgica. En este sentido, la nueva tecnología ideada por los profesionales con sede en California agrega una vista tridimensional que puede superponerse en los monitores de vídeo en tiempo real. "Este mecanismo tiene mucho, mucho más detalle", explica Steinberg. En el caso de la operación de Sandi Rodoni, el neurocirujano indica que tuvo "la representación tridimensional de su anatomía y podía coincidir con la vista microscópica quirúrgica, algo que no puedo hacer con ninguna otra tecnología".

Por su parte, Veeravagu subraya que algunos ciudadanos han preferido Stanford respecto a otros centros hospitalarios de la zona debido, exclusivamente, al uso del programa de realidad virtual. "Este software ayuda realmente a los pacientes a entender qué es lo que está a punto de hacerles un cirujano. Verlo en la pantalla, en 3D, facilita a poner en mente del paciente la intervención".


Así sucedió con el caso clínico de Rodoni. El hecho de saber dónde estaba su aneurisma y cómo Steinberg repararía esa problemática, ayudó a calmarla mientras se enfrentaba a su tercera cirugía cerebral. "Sabía que el doctor Steinberg sería capaz de ver lo mismo que vi y no iba a encontrar ninguna sorpresa", sentencia. Los avances tecnológicos y el buen hacer del doctor neoyorquino desembocaron en que la cirugía de Rodoni fuese sin problemas y, dos días después, recibió el alta del hospital, con el aneurisma desaparecido.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.