Investigadores exploran el futuro de las neuroprótesis: desafíos éticos y tecnológicos

Stanisa Raspopovic, de la MedUni de Viena, junto con Marcello Ienca de la Universidad Técnica de Múnich y Giacomo Valle de ETH de Zúrich, han analizado en un nuevo estudio los desafíos que plantean las neuroprótesis

Chip cerebral de Neuralink (Foto. Neuralink)
Chip cerebral de Neuralink (Foto. Neuralink)
Ander Azpiroz
9 marzo 2025 | 12:00 h

La investigación y el desarrollo de neuroprótesis ha entrado en una fase en la que se combinan tanto análisis con modelos animales como con humanos. Prueba de ello, recientemente ha generado gran interés un paciente parapléjico en Estados Unidos al que Neuralink le implantó un chip cerebral como parte de un ensayo clínico. Gracias a este implante, el hombre ha logrado manejar el teclado de su ordenador e incluso jugar al ajedrez utilizando el cursor.

Sin embargo, aproximadamente un mes después del implante, el paciente experimentó una disminución en la precisión del control del cursor y un retraso en el tiempo de respuesta entre sus pensamientos y las acciones del ordenador. Aunque este problema se ha resuelto parcialmente, sigue siendo un desafío para la investigación de esta tecnología.

“Pueden influir en la conciencia, la cognición y los estados afectivos e incluso en la libre voluntad"

En este sentido, Stanisa Raspopovic, investigador del Centro de Física Médica e Ingeniería Biomédica de la MedUni de Viena, junto con Marcello Ienca de la Universidad Técnica de Múnich y Giacomo Valle de ETH de Zúrich, han publicado un artículo sobre este tema. Raspopovic señala que en el campo de la investigación y desarrollo de neuroprótesis, que está siendo impulsado principalmente por la industria, es crucial definir quién se hará cargo del mantenimiento técnico una vez finalizado el estudio. Además, los autores del estudio apuntan que es muy importante determinar si el dispositivo seguirá estando disponible para el paciente en caso de que el ensayo se cancele o complete.

En cuanto al propio funcionamiento de las neuroprótesis, los autores explican que establecen una conexión directa entre el sistema nervioso y los dispositivos externos, que se postula como una prometedora opción para el tratamiento de trastornos neurológicos como la paraplejia, el dolor crónico, la enfermedad de Parkinson y la epilepsia. Sin embargo, al formar una interfaz con el sistema nervioso humano, también tienen un efecto claro a nivel psicológico.

“Pueden influir en la conciencia, la cognición y los estados afectivos e incluso en la libre voluntad. Esto significa que los enfoques convencionales para la evaluación de la seguridad y la eficacia, como los utilizados en los ensayos clínicos de medicamentos, no son adecuados para la investigación de estos sistemas complejos. Se necesitan nuevos modelos para evaluar de forma integral la experiencia subjetiva del paciente y proteger la privacidad psicológica de los sujetos de prueba”, indica Raspopovic.

"Estamos solo en la fase inicial de los estudios clínicos sobre estas innovaciones tecnológicas. Pero las cuestiones de diligencia ética y científica en el tratamiento de este tema tan sensible deberían aclararse ahora y no solo después de que hayan surgido problemas"

Precisamente, este es uno de los puntos que mencionan en el estudio, ya que las particularidades tecnológicas de los implantes neuronales, en particular la capacidad de recopilar y procesar datos neuronales, plantean grandes retos como la validación clínica y el control ético. “Los datos neuronales se consideran especialmente sensibles y requieren un nivel de protección aún mayor que el de otros datos sanitarios”, subrayan.

La transmisión insegura de datos, las directrices de protección inadecuadas y el riesgo de ataques informáticos son solo algunas de las posibles vulnerabilidades que requieren precauciones especiales en este contexto. "El uso de implantes neuronales no se puede reducir a riesgos médicos. Estamos solo en la fase inicial de los estudios clínicos sobre estas innovaciones tecnológicas. Pero las cuestiones de diligencia ética y científica en el tratamiento de este tema tan sensible deberían aclararse ahora y no solo después de que hayan surgido problemas en los sujetos de prueba o en los pacientes”, resume Stanisa Raspopovic.

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