La rehabilitación del accidente cerebrovascular como campo de investigación es muy prometedora para mejorar la recuperación de los pacientes. A diferencia de otros órganos, la neuroplasticidad del cerebro le permite remodelar funcionalmente de manera beneficiosa. Pero no lo hace por sí solo, por lo que las intervenciones específicas que requieren la participación del paciente son clave para obtener resultados óptimos.
Ha habido una gran cantidad de dispositivos mecánicos que promueven los movimientos del brazo de una manera estructurada, enfocando el entrenamiento de la extremidad afectada para mejorar la terapia. Si bien son razonablemente efectivos, estos sistemas no correlacionan los movimientos con las verdaderas intenciones de los pacientes y, por lo tanto, pierden un régimen de entrenamiento más directo.
"Sabemos que si el brazo se mueve, es porque le están ordenando que se mueva. Ese es un concepto muy poderoso"
Ahora, investigadores de varias instituciones de investigación médica en Texas, encabezados por un equipo de la Universidad de Houston, han desarrollado un sistema que combina una interfaz cerebro-computadora y un brazo robótico que responde a las intenciones reales de los pacientes tratados. El sistema mostró una capacidad impresionante para mejorar los movimientos de brazos y manos en pacientes que dejaron de ver los beneficios de la terapia de rehabilitación convencional para accidentes cerebrovasculares. Además, los resultados positivos se mantuvieron incluso dos meses después de que terminaran las nuevas sesiones de rehabilitación, lo que apunta a beneficios a largo plazo.
Los voluntarios del estudio, que tenían movimientos limitados del brazo después de un accidente cerebrovascular, usaban gorros de electroencefalografía (EEG) que les proporcionaban acceso a sus ondas cerebrales. Un exoesqueleto del brazo que podía mover el apéndice afectado se conectó a una computadora que detectó las intenciones del usuario en la señal del EEG y movió el brazo en consecuencia. Si no se detectaba la intención, el exoesqueleto no se movía, lo que garantizaba la participación del cerebro en cada movimiento del dispositivo.
“Este proyecto asegura que el cerebro esté involucrado”, ha dicho José Luis Contreras-Vidal, uno de los investigadores principales del estudio. “Sabemos que si el brazo se mueve, es porque le están ordenando que se mueva. Ese es un concepto muy poderoso".
"Esta es una forma novedosa de medir lo que está sucediendo en el cerebro en respuesta a la intervención terapéutica", ha agregado el doctor Gerard Francisco, profesor y presidente de medicina física y rehabilitación en la Escuela de Medicina McGovern del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en Houston. y co-investigador principal. “Este estudio sugirió que ciertos tipos de intervención, en este caso usando el robot superior, pueden hacer que ciertas partes del cerebro desarrollen la intención de moverse. En el futuro, esto significa que podemos aumentar los programas de terapia existentes prestando más atención a la importancia de involucrar ciertas partes del cerebro que pueden magnificar la respuesta a la terapia".
Fueron necesarios algunos años para completar este ensayo, ya que resultó difícil encontrar pacientes adecuados que estuvieran dispuestos a participar. Las terapias anteriores les fallaron, por lo que no estaban bien motivados. Sin embargo, después de cuatro semanas y un total de solo 12 sesiones, el novedoso sistema de rehabilitación mostró resultados impresionantes que mostraron que el 80% de los participantes tuvieron mejoras en los resultados funcionales clínicamente relevantes.