La integración de técnicas de inteligencia artificial (IA) en el ámbito de la Oncología tienen un amplio recorrido en España, más de 50 años, aunque sea ahora cuando la aplicación de las nuevas tecnologías en la Medicina haya despertado cierto interés mediático. Un ejemplo de la larga trayectoria de la IA en cáncer fue el proyecto ONCOCIN a principios de los 80, tal y como recuerda Víctor Maojo, director del Grupo Informática Biomédica de la Universidad Politécnica de Madrid.
“Hay múltiples áreas médicas relacionadas con el cáncer donde se utilizan técnicas de IA como es el caso de los sistemas de machine learning -aprendizaje automático- para identificación de mutaciones, patrones y descubrimiento de anomalías en temas como genómica, proteómica o metabolómica”, destaca Maojo. Además, esta tecnología es útil en el descubrimiento de patrones cancerosos en imágenes así como sustenta los sistemas de Big Data enfocados a la gestión de la información clínica de los pacientes.
La inteligencia artificial ayuda a la toma de decisiones pero en ningún caso sustituye al médico
“La AI también se usa en laboratorio o en robótica para microciugía y para el análisis de millones de artículos científicos para el diagnóstico o el tratamiento médico”, añade. A su juicio, prescindir de los sistemas de IA para el manejo de términos clínicos, la integración de múltiples bases de datos en proyectos internacionales colaborativos o la anotación de proyectos en genómica no sería posible y, como consecuencia, se tardaría el doble o el triple en llevar a cabo dichas acciones.
Y, ¿en qué tipos de cáncer es más útil la IA? “Sin duda, en aquellos más resistentes al tratamiento o en los que podemos anticipar antes su aparición, donde las ayudas al manejo de información y la toma de decisiones pueden ser más importantes. Hoy es posible no sólo diagnosticar mejor el cáncer sino anticipar, con cierta precisión -en algunos pacientes- la probabilidad de que padecerán un cáncer determinado, lo que conlleva cuestiones éticas añadidas”, responde.
No obstante, este especialista advierte que la IA tendrá más aplicaciones no tanto por tipos de cáncer sino en aquellos casos donde haya una mayor necesidad de gestión de la información porque es donde las nuevas tecnologías, como el Big Data, tendrán un papel más relevante.
LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL, CLAVE EN LA INVESTIGACIÓN
Maojo, que actualmente trabaja en proyecto coordinado con Alejandro Pazos, de Coruña, director de la red gallega de cáncer colorrectal, considera que a hoy día las técnicas de IA están presentes en la mayoría de los proyectos de investigación oncológica. “El manejo de información de enfermos crónicos y la interoperabilidad de sistemas para la integración de información de múltiples centros necesita el uso de técnicas de IA en diversas fases. No es posible hacer una investigación oncológica avanzada sin la intervención, en varios momentos, de estas técnicas”, destaca.
Por otra parte, este especialista aclara que pese a estos avances, las nuevas tecnologías están encaminadas a ayudar al médico pero no ha sustituirlo. “Las técnicas de IA no son la panacea universal y, si bien han mejorado los aspectos mencionados, recientemente he podido leer algunos artículos o escuchar conferencias de supuestos gurús donde se presentan ideas como que los sistemas de IA sustituirán pronto a los médicos, operarán mejor que cualquier cirujano o que sus sistemas sobrepasarán cualquier reto imaginable, lo que está lejos de ser cierto”, concluye.