De este modo, pueden planificar la intervención utilizando modelos a tamaño real e incluso adaptar el material que previsiblemente se va emplear durante la cirugía. Además, estos modelos pueden esterilizarse y servir de ayuda durante el acto quirúrgico.
Respecto al proceso de impresión 3D, se pueden distinguir tres fases. En una primera, se obtienen las imágenes médicas de pruebas radiológicas convencionales, principalmente TAC o RM. A continuación, se realiza la segmentación de las regiones de interés a imprimir, y finalmente se transforma esta información en una malla tridimensional que un software informático convierte en un modelo imprimible con tecnología 3D doméstica.
Esta técnica acelera la recuperación y calidad de vida del paciente
Las ventajas que obtiene el paciente con esta técnica son indudables. Puesto que reducen por un lado el tiempo de la cirugía, lo que minimiza también el riesgo de infección o de cualquier otra complicación que pueda surgir mientras se realiza la intervención. Del mismo modo, acelera su recuperación e incrementa su calidad de vida al ser el post operatorio más corto y menos doloroso.Hasta la fecha, 25 personas se han beneficiado de estas intervenciones con ayuda intraoperatoria de réplicas de sus huesos impresas en ácido poliláctico biodegradable, extraído del almidón de maíz. En España, solo hay constancia de que un equipo de traumatólogos del Hospital Gregorio Marañón utilice modelos similares para las cirugías complejas de pelvis y fracturas en esta zona.
En el caso del Hospital Universitario Virgen del Rocío, los modelos impresos se están utilizando principalmente en la Unidad de Traumatología y la Unidad de Osteotomía Pélvica en Displasias de Cadera en el Adulto. El trabajo se hace en base a un proyecto de investigación gestionado a través de la Fundación Pública Andaluza para la Gestión de la Investigación en Salud de Sevilla (Fisevi).