Cada año en España se diagnostican unos 12.000 casos de cáncer de cuello y cabeza, es el séptimo cáncer más común a nivel mundial. Uno de los tratamientos de esta enfermedad es la extirpación de los ganglios linfáticos tumorales, es decir una linfadenectomía, que se realiza con cirugía mayor, conocida como disección del cuerpo. Como esto puede afectar a la movilidad del cuello, los médicos suelen estudiar la evolución de los movimientos con una unidades de medición que en muchos casos producen escalas de medición semicuantitativas, requieren mucho tiempo para la toma de datos y no son fácil de usar o no son portátiles.
Investigadores de la Universidad de Columbia han desarrollado un collarín robótico portátil capaz de medir el rango de movilidad (RoM) del cuello, con el objetivo de ser usado en el estudio de los cambios en los movimientos después de una disección clínica en pacientes que han sido tratados de cáncer de cabeza y cuello.
El dispositivo, inspirado en el collarín utilizado con pacientes con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), cuenta con un mecanismo de 6-DOF que permite una movilidad total del cuello, tanto girar la cabeza, como flexionarla hacia un lado, arriba o abajo.
El collarín sensorial permite al cirujano evaluar a los pacientes en el posoperatorio para detectar dificultades de movimiento, cuantificar su grado de deterioro y seleccionar pacientes para fisioterapia y rehabilitación
“Este es el primer estudio de este tipo en el que se ha diseñado un collarín robótico portátil para caracterizar el rango de movimiento completo de la cabeza y el cuello”, dijo Sunil Agrawal, investigador involucrado en el estudio.
El collarín robótico está formado por piezas impresas en 3D y sensores capaces de medir el rango de movimiento completo de la cabeza. Se adapta a diferentes tipos de cuerpo. Utiliza potenciómetros para medir los ángulos de la cabeza con una “medición confiable, que puede no lograrse con un dispositivo de medición costoso debido a la desviación de la señal durante largos períodos de tiempo”.
Los estudios se realizaron en diez personas sanas y en cinco pacientes de una edad media de 59 años y operados por el mismo cirujano que les extrajo los ganglios linfáticos de la cadena yugular profunda, y los datos conseguidos sobre la movilidad y flexión del cuello se analizaron a través de MATLAB.
“El uso del collarín sensorial permite al cirujano evaluar a los pacientes en el posoperatorio para detectar dificultades de movimiento, cuantificar su grado de deterioro y seleccionar pacientes para fisioterapia y rehabilitación”, dijo Scott Troob, otro investigador involucrado en el estudio.
“Los pacientes identifican constantemente la necesidad de rehabilitación y ejercicios guiados después de la cirugía como una necesidad no satisfecha en su atención médica. Este trabajo sentará las bases para la identificación adecuada de los pacientes para la intervención. Además, esperamos que mediante el uso del collarín, podamos cuantificar objetivamente su mejora y desarrollar programas de rehabilitación basados en la evidencia", concluye Troob.