Exoesqueletos: "Hoy en día es posible rehabilitar las funciones de movimiento que se han perdido"

La tecnología aplicada a la neurorrehabilitación ha avanzado enormemente en los últimos años. Nuevos aparatos como los exoesqueletos, posibilitan una mejora sustancial en la calidad de vida de las personas

Científico Jorge Collazos , responsable del grupo de Reparación Neural y Biomateriales del Hospital Nacional de Parapléjicos (Foto: Jorge Collazos)
Científico Jorge Collazos , responsable del grupo de Reparación Neural y Biomateriales del Hospital Nacional de Parapléjicos (Foto: Jorge Collazos)
Noelia Hernández
13 mayo 2023 | 00:30 h
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La tecnología aplicada a la neurorrehabilitación ha avanzado enormemente en los últimos años. Nuevos aparatos, como por ejemplo los exoesqueletos, posibilitan una mejora sustancial en la calidad de vida de personas que sufren déficits funcionales por una lesión del sistema nervioso central. Como explica el científico Jorge Collazos, responsable del grupo de Reparación Neural y Biomateriales del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, hoy en día es posible rehabilitar las funciones que se han perdido.

Una de las maneras de lograrlo es intentar suplir el movimiento. Este es el caso en el que se utilizan los exoesqueletos. “Este aparato es un andamio que está controlado por un actuador electromecánico”, con el que se consigue mantener la postura, el balance o poner a las personas en bipedestación. “Básicamente lo que estás haciendo es suplantar la función neurológica por un aparato externo al cuerpo”. En este sentido, el científico explica que cada vez hay más tecnología y se utilizan materiales más livianos, incorporando más sistemas de control.

La segunda de las formas de intentar rehabilitar las funciones es la de suplir las señales neurales que vienen del cerebro y que se han perdido. “Podemos hacerlo utilizando técnicas  como la electroestimulación, con la que se estimulan directamente los músculos, los nervios o la médula espinal para activar las neuronas y que ellas mismas generen la contracción muscular”.

El exoesqueleto es un andamio que está controlado por un actuador electromecánico

Existe una tercera vía mediante la que se utilizan señales del cerebro, también con electrodos implantados o con electrodos sobre la superficie del cráneo o incluso de la piel, y esas señales se pueden utilizar para controlar aparatos de estimulación. Los exoesqueletos también pueden utilizarse de esta manera. Es posible capturar la señal electroencefalográfica desde fuera de la de la persona colocando los electrodos sobre el cráneo. Así, “le decimos a una persona que intente mover el brazo”. La persona lo intenta mover y se registra esta señal. “Hacemos entender a la máquina que esa señal significa que queremos mover el brazo” y con eso se le da la orden o bien al actuador mecánico para que le mueva el brazo, o bien al estimular eléctrico para que estimule los músculos del brazo.

Este tipo de tecnologías, eso sí, aún está en fase de desarrollo, lo que implica que, por muy prometedoras que sean, aun plantean “un problema grande”. Y es que, en general estas tecnologías sirven dentro de un entorno controlado como el laboratorio o el hospital, pero no  se pueden acoplar fácilmente al entorno cotidiano o al hogar. Las prótesis y estos sistemas “tienen que sensorializarse y debemos enviarles señales de entrada para que generen una pauta. No es posible que una persona lo pueda usar por sí sola de forma fluida”. Por ello, la meta ahora es que la persona pueda por sí misma controlar y moverse en el entorno por sí sola con estos aparatos.

Estas tecnologías sirven dentro de un entorno controlado como el laboratorio o el hospital, pero no  se pueden acoplar fácilmente al entorno cotidiano

El experto recalca, eso sí, que estas nuevas tecnologías pueden cambiar la calidad de vida de un paciente. “De momento no son la panacea, no restauran las funciones, pero mejoran enormemente la calidad de vida”. A pesar de que esta tecnología ya existe, el científico afirma que no hay muchas prótesis eléctricas comercializadas para que se implanten en la persona y funcionen en entornos cotidianos. “Por el momento es más un método de rehabilitación que una prótesis funcional”.

En España no se cuenta con este tipo de terapias en todos los hospitales, aunque en muchos centros disponen de sus propios aparatos. Esto se produce porque la indicación de estos aparatos es muy compleja, ya que no existen muchos estudios que comparen la eficacia de estas técnicas para que se pueda indicar o aprobar de manera homogénea.

AVANCES EN ESPAÑA

Por el momento, “España sigue siendo un consumidor de tecnología. Hacen falta programas serios de mayor envergadura para dar prioridad a investigaciones en estos ámbitos porque seguimos comprando los estimuladores y sólo nos limitamos a aplicarlos”. No obstante, sí que se llevan a cabo algunos estudios como el que se está realizando en su laboratorio y que está relacionado con la búsqueda de neuroprótesis regenerativas, donde la estimulación ayude a que se reparen o se regeneren los circuitos neurales que se habían perdido. Aún así, “en España no tenemos una industria fuerte en este sentido”.

En cuanto a los retos más importantes en el campo de la neurorrehabilitación, Collazos apunta a la reparación como tal, “conseguir que la neurona dañada crezca y se conecte”. Por esa razón, “elegimos, para reparar la conexión, utilizar sistemas neuroprotésicos que nos permitan estimular la regeneración y el funcionamiento de esas neuronas”.

Este es el principal reto y la vía principal en la que actuar, “porque puede ser la que más beneficios ofrezca a los pacientes y les permita tener una recuperación funcional”.

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