Insertar unos electrodos en zonas profundas del cerebro de los pacientes, es decir, utilizar la estimulación cerebral profunda, puede ser una técnica eficaz en el tratamiento de la anorexia nerviosa. Así lo está estudiando un equipo del Hospital del Mar que lideran neurocirujanos y psiquiatras del centro. Hasta ahora, han utilizado esta técnica con 4 pacientes. Todos ellos se recuperan sin complicaciones por la cirugía ni por la estimulación cerebral. La respuesta al tratamiento es variable según el paciente.
Según explican desde el centro catalán, la cirugía consiste en la colocación de unos electrodos en una zona determinada del cerebro, el área subcallosa o el núcleo accumbens, que se escoge en función de las características del paciente. “Para hacerlo, se utiliza un sistema robótico, el robot ROSA, que permite a los neurocirujanos controlar en todo momento el punto dónde se sitúan. Los puntos del cerebro seleccionados no estimulan el hambre, si no que estimulándolos, se quiere mejorar el funcionamiento de los circuitos cerebrales que controlan el estado de ánimo, la ansiedad y el mecanismo de motivación y recompensa y, consiguientemente, ganar peso”, apuntan.
La cirugía consiste en la colocación de unos electrodos en una zona determinada del cerebro, el área subcallosa o el núcleo accumbens, que se escoge en función de las características del paciente
Se trata de una intervención de precisión, lo que conlleva una exhaustiva planificación y trabajo previo, utilizando un programa de planificación informática específico. Durante la intervención también se inserta bajo la piel del paciente la batería que enviará el estímulo a los electrodos. Es una técnica reversible y ajustable, tal y como explica la Dra. Glòria Villalba, la neurocirujana responsable del proyecto. "El riesgo que comporta la cirugía es bajo, por lo tanto, asumible en unos pacientes que están muy graves y que no tienen ningún otro tipo de tratamiento posible. Por lo tanto, pensamos que les compensa participar en el estudio", subraya.
PERFIL DE LOS PACIENTES
Este tipo de intervención se dirige a determinados pacientes. Antes de someterse a la cirugía, son seleccionados en colaboración con el Institut de Trastorns Alimentaris (ITA). Según destacan desde el centro, “son enfermos de larga trayectoria, con más de 10 años de evolución, y en los cuales han fracasado los otros tratamientos convencionales. Su peso tiene que situarse por debajo de un índice de masa corporal (IMC) de 16, pero por encima de 13”.
Este procedimiento hace años que se utiliza como técnica en neurocirugía para tratar patologías como el párkinson, el temblor o la distonía. Pero en anorexia nerviosa solo se ha utilizado en algunos casos en Canadá y China y ahora se estudia en Europa
En los pacientes con anorexia nerviosa es frecuente que sufran trastornos psiquiátricos secundarios. Como destaca el Dr. Víctor Pérez, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital y director del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones, este tipo de trastornos presentan comorbilidades, las más habituales son "la depresión y el trastorno obsesivo-compulsivo, y en los dos se ha demostrado la eficacia de la estimulación cerebral profunda".
Este procedimiento hace años que se utiliza como técnica en neurocirugía para tratar patologías como el párkinson, el temblor o la distonía. Pero en anorexia nerviosa solo se ha utilizado en algunos casos en Canadá y China y ahora se estudia en Europa.
Por tanto, el proyecto del Hospital del Mar es el primero que se hace en el continente y lo financia una beca del Fondo de Investigación Sanitaria (FIS) y el CIBERSAM del Ministerio de Sanidad. En caso de que los resultados sean positivos, esta técnica se incorporará a la cartera de servicios del Servicio Mancomunado de Neurocirugía del Hospital del Mar y el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau.
PRIMEROS RESULTADOS, EXITOSOS
En tres de los cuatro casos tratados hasta ahora con esta técnica, tres mujeres y un hombre, ha habido una respuesta variable, pero positiva. Según apuntan desde el Hospital, los dos primeros pacientes, intervenidos hace un año, ya han completado el estudio. A la vez, la Dra. Villalba destaca que también han mejorado las patologías asociadas a la anorexia. "Además de responder en el peso también hemos visto respuesta positiva en problemas asociados en estos pacientes, como depresión, ansiedad y obsesiones". La primera paciente tratada reconoce que "con el tratamiento aprendes que la enfermedad no se va, sino que aprendes a ceder, y esto comporta mejoras no solo en el peso, también en el estado de ánimo y la ansiedad", explica la especialista.
En tres de los cuatro casos tratados hasta ahora con esta técnica, tres mujeres y un hombre, ha habido una respuesta variable, pero positiva
El tercer caso, que pasó por el quirófano en noviembre del 2017, todavía no presenta respuesta, aunque está demostrado que pueden tardar hasta un año responder, y en el último, intervenido el pasado mes de abril, la evolución es muy positiva. A pesar de ello, todavía es demasiado pronto para afirmar si la intervención ha logrado el mismo nivel de éxito.