Estos dos neurocirujanos del Oliver & Ayats Institute, centro especializado en este tipo de cirugía, ubicado en el Centro Médico Teknon, decidieron adquirir este sistema robótico -el primero en España-, después de haber valorado su uso en la práctica de otros países. El resultado es que el 80% de los pacientes con epilepsia del lóbulo temporal están sin ninguna crisis después de la intervención con este dispositivo.
El robot, que también puede utilizarse para cirugías de párkinson, depresión o TOC, entre otros, permite “estudiar cualquier punto del cerebro sin limitaciones. Además, como es un aparato con altísima precisión, baja los riesgos del procedimiento”, explica para SaluDigital.es el doctor Bartolomé Oliver.
La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas más frecuentes. Consiste en una alteración brusca y transitoria del cerebro, provocada por el aumento de la actividad eléctrica de las neuronas, lo que puede generar convulsiones de las cuatro extremidades, además de actividades no controlables por el paciente. Concretamente y, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), cada año se detectan en España entre 13.000 y 22.000 nuevos casos, afectando a más de 400.000 personas.
Aunque existen fármacos que permiten controlar entre un 70 y un 80% de los ataques epilépticos, hay un 20-30% de pacientes que no responden a estos tratamientos. Ante esta resistencia a la medicación, la cirugía robótica cerebral se ha convertido en otra alternativa con importantes resultados.
REPRODUCE CON EXACTITUD SUBMILIMÉTRICA
En una primera fase, la Unidad de Epilepsia hace un estudio previo del paciente para así planificar detalladamente los puntos del cerebro en los que se quiere registrar su actividad.
Una vez se obtienen estos datos, “se planifican los puntos de entrada y trayectoria de los electrodos. Con el sistema de planificación evitamos posibles obstáculos para el electrodo, como arterias o venas”, señala el doctor Oliver. “De esta forma se estudia la red neuronal cerebral implicada en las crisis para localizar los generadores de las mismas. Ya en el quirófano el robot sitúa los instrumentos en la posición adecuada para reproducir con exactitud submilimétrica la planificación efectuada y así el neurocirujano se beneficia de esta precisión excepcional”, añade el experto.
Los días posteriores a la implantación, “se utilizan para registrar las crisis habituales del paciente un sistema de 256 canales de SEEG (estéreo electroencefalograma). De esta manera, delimitamos con precisión las zonas cerebrales a resecar y comprobamos por estimulación que se pueden extirpar sin afectar funciones cerebrales. El detallado plan quirúrgico de la resección cortical, que constituye una segunda operación se lleva al quirófano en el sistema de neuronavegación que permite seguir fielmente el plan trazado”, concluye Ayats.
MÁS DEL 80%, LIBRE DE CRISIS
“Más del 80% de los pacientes intervenidos con este sistema robótico con epilepsias del lóbulo temporal, se encuentran libres de crisis y el resto experimenta una importante mejoría con tratamiento combinado con fármacos de última generación”, señala el neurólogo epileptólogo Antonio Russi, del equipo del Oliver & Ayats Institute.
Hasta el momento, se han realizado con este procedimiento robótico en nuestro país más de 600 intervenciones; una de las últimas a una joven de 26 años, Nuria Soler. Sufría de dos a tres crisis epilépticas semanales desde hace tres años y el tratamiento farmacológico no le había podido controlar su epilepsia. “La crisis de esta paciente se iniciaban en la zona frontotemporal izquierda y se caracterizan por perder el conocimiento llegando incluso a caerse al suelo, desconexión con el entorno, en ocasiones relajación de esfínteres y aura visual. Le ocurría varias veces cada semana”, explican los doctores. Finalmente, la intervención fue un éxito y resolvieron el problema de las crisis.
La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas más frecuentes. Consiste en una alteración brusca y transitoria del cerebro, provocada por el aumento de la actividad eléctrica de las neuronas, lo que puede generar convulsiones de las cuatro extremidades, además de actividades no controlables por el paciente. Concretamente y, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), cada año se detectan en España entre 13.000 y 22.000 nuevos casos, afectando a más de 400.000 personas.
Aunque existen fármacos que permiten controlar entre un 70 y un 80% de los ataques epilépticos, hay un 20-30% de pacientes que no responden a estos tratamientos. Ante esta resistencia a la medicación, la cirugía robótica cerebral se ha convertido en otra alternativa con importantes resultados.
REPRODUCE CON EXACTITUD SUBMILIMÉTRICA
En una primera fase, la Unidad de Epilepsia hace un estudio previo del paciente para así planificar detalladamente los puntos del cerebro en los que se quiere registrar su actividad.
Los días posteriores a la implantación, “se utilizan para registrar las crisis habituales del paciente un sistema de 256 canales de SEEG (estéreo electroencefalograma). De esta manera, delimitamos con precisión las zonas cerebrales a resecar y comprobamos por estimulación que se pueden extirpar sin afectar funciones cerebrales. El detallado plan quirúrgico de la resección cortical, que constituye una segunda operación se lleva al quirófano en el sistema de neuronavegación que permite seguir fielmente el plan trazado”, concluye Ayats.
MÁS DEL 80%, LIBRE DE CRISIS
“Más del 80% de los pacientes intervenidos con este sistema robótico con epilepsias del lóbulo temporal, se encuentran libres de crisis y el resto experimenta una importante mejoría con tratamiento combinado con fármacos de última generación”, señala el neurólogo epileptólogo Antonio Russi, del equipo del Oliver & Ayats Institute.
Hasta el momento, se han realizado con este procedimiento robótico en nuestro país más de 600 intervenciones; una de las últimas a una joven de 26 años, Nuria Soler. Sufría de dos a tres crisis epilépticas semanales desde hace tres años y el tratamiento farmacológico no le había podido controlar su epilepsia. “La crisis de esta paciente se iniciaban en la zona frontotemporal izquierda y se caracterizan por perder el conocimiento llegando incluso a caerse al suelo, desconexión con el entorno, en ocasiones relajación de esfínteres y aura visual. Le ocurría varias veces cada semana”, explican los doctores. Finalmente, la intervención fue un éxito y resolvieron el problema de las crisis.