La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas más frecuentes. Consiste en una alteración brusca y transitoria del cerebro, provocada por el aumento de la actividad eléctrica de las neuronas, lo que puede generar convulsiones de las cuatro extremidades, además de actividades no controlables por el paciente. Concretamente y, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), cada año se detectan en España entre 13.000 y 22.000 nuevos casos, afectando a más de 400.000 personas.
Aunque existen fármacos que permiten controlar entre un 70 y un 80% de los ataques epilépticos, hay un 20-30% de pacientes que no responden a estos tratamientos. Ante esta resistencia a la medicación, la cirugía robótica cerebral se ha convertido en otra alternativa con importantes resultados.
REPRODUCE CON EXACTITUD SUBMILIMÉTRICA
En una primera fase, la Unidad de Epilepsia hace un estudio previo del paciente para así planificar detalladamente los puntos del cerebro en los que se quiere registrar su actividad.
Los días posteriores a la implantación, “se utilizan para registrar las crisis habituales del paciente un sistema de 256 canales de SEEG (estéreo electroencefalograma). De esta manera, delimitamos con precisión las zonas cerebrales a resecar y comprobamos por estimulación que se pueden extirpar sin afectar funciones cerebrales. El detallado plan quirúrgico de la resección cortical, que constituye una segunda operación se lleva al quirófano en el sistema de neuronavegación que permite seguir fielmente el plan trazado”, concluye Ayats.
MÁS DEL 80%, LIBRE DE CRISIS
“Más del 80% de los pacientes intervenidos con este sistema robótico con epilepsias del lóbulo temporal, se encuentran libres de crisis y el resto experimenta una importante mejoría con tratamiento combinado con fármacos de última generación”, señala el neurólogo epileptólogo Antonio Russi, del equipo del Oliver & Ayats Institute.
Hasta el momento, se han realizado con este procedimiento robótico en nuestro país más de 600 intervenciones; una de las últimas a una joven de 26 años, Nuria Soler. Sufría de dos a tres crisis epilépticas semanales desde hace tres años y el tratamiento farmacológico no le había podido controlar su epilepsia. “La crisis de esta paciente se iniciaban en la zona frontotemporal izquierda y se caracterizan por perder el conocimiento llegando incluso a caerse al suelo, desconexión con el entorno, en ocasiones relajación de esfínteres y aura visual. Le ocurría varias veces cada semana”, explican los doctores. Finalmente, la intervención fue un éxito y resolvieron el problema de las crisis.