Aunque los robots cirujanos han avanzado de forma exponencial en los últimos años, permitiendo técnicas propias casi de la ciencia ficción, como el trasplante robótico, había logrado hasta ahora transmitir al cirujano que lo utiliza el sentido del tacto.
El robot Da Vinci es el más famoso por excelencia. Unas de sus mayores ventajas son que ofrece mayor precisión al cirujano y la máxima seguridad al paciente. Se creó con el objetivo de facilitar la cirugía compleja empleando un enfoque mínimamente invasivo.
Los sensores pueden evitar que el cirujano aplique accidentalmente demasiada fuerza
A pesar de sus ventajas son muchas, también tiene alguna debilidad. Uno de los principales problemas a los que se enfrentar los médicos es que estos instrumentos carecen de retroalimentación de fuerza y, por lo tanto, el médico no puede sentir en qué se está trabajando.
Este es un problema grave, ya que el sentido del tacto permite saber cuándo algo está en el camino, cuándo puede comenzar a formarse una lágrima y cuándo se siente que el tejido está a punto de ceder. Los ingenieros y cirujanos de la Universidad de Nápoles Federico II en Italia, utilizando el kit de investigación da Vinci, han desarrollado un sensor de fuerza para los trócares da Vinci que proporciona retroalimentación háptica en tiempo real al usuario.
Los instrumentos quirúrgicos permanecen como están y no tienen que ser manipulados de ninguna manera, lo que facilita la introducción de la tecnología en futuros robots quirúrgicos. Además, los sensores pueden usarse para evitar que el cirujano aplique accidentalmente demasiada fuerza, evitando posibles lesiones.