“Antes de utilizar una tecnología para monitorear la frecuencia o el ritmo cardíaco, los pacientes y el público deben acordar con su médico qué dispositivo usar, por cuánto tiempo y qué hacer si el dispositivo emite una advertencia”. Así lo recoge un nuevo documento publicado en la revista de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) y presentado en el congreso científico EHRA 2022.
La doctora Emma Svennberg, autora principal, ha explicado que se trata de la primera guía práctica para médicos sobre el uso de dispositivos digitales para monitorear el ritmo cardíaco y la frecuencia, un área que, a su juicio, “ha aumentado exponencialmente con la llegada de los teléfonos inteligentes y los dispositivos portátiles”. “El documento aclara qué tecnologías deben usarse y cuándo, y es un paso hacia la atención médica equitativa”, ha señalado.
La monitorización del ritmo cardíaco con dispositivos digitales es una forma de detectar arritmias asintomáticas que pueden ser tratadas. Por ejemplo, aproximadamente un tercio de los pacientes con fibrilación auricular no presentan síntomas y el diagnóstico temprano puede permitir el tratamiento adecuado para reducir el riesgo de accidente cerebrovascular.
Este documento cubre todos los dispositivos digitales novedosos, incluidos los parches de electrocardiograma (ECG), dispositivos portátiles como relojes inteligentes, bandas para antebrazos, correas para el pecho, anillos y auriculares, y dispositivos portátiles como teléfonos inteligentes con aplicaciones de sensores faciales o aplicaciones para la punta de los dedos.
Recomiendan que los hallazgos anormales en un dispositivo digital sean evaluados por un equipo que incluya un especialista en arritmia cardíaca o un cardiólogo
En este sentido, la doctora ha indicado que los dispositivos digitales son particularmente útiles para las personas con ritmos cardíacos irregulares que van y vienen, conocidos como arritmias paroxísticas. “Si solo tiene una arritmia dos veces al año, puede ser bastante difícil de detectar durante una consulta médica. Los dispositivos pueden ayudar a documentar estos eventos y ayudar a hacer un diagnóstico”, ha asegurado.
Por ello, los autores han recomendado que los hallazgos anormales en un dispositivo digital sean evaluados por un equipo que incluya un especialista en arritmia cardíaca o un cardiólogo. Además, las lecturas inusuales en un dispositivo de frecuencia cardíaca del consumidor (por ejemplo, un reloj inteligente) son insuficientes para un diagnóstico y la confirmación del ECG es obligatoria.
Por otro lado, han desaconsejado comprar un dispositivo de venta libre que puede no tener aprobación regulatoria y monitorear constantemente el ritmo cardíaco sin un imperativo médico para hacerlo.
PREVENCIÓN DE LA INTERFERENCIA EN PACIENTES CON DISPOSITIVOS CARDÍACOS
De igual modo, el documento también recoge las recomendaciones sobre la prevención y el manejo de la interferencia causada por procedimientos médicos en pacientes con dispositivos cardíacos electrónicos.
"La interferencia es causada con frecuencia por numerosas intervenciones médicas, pero las consecuencias raras se pueden evitar en gran medida si se toman medidas preventivas ", ha subrayado el autor principal, el profesor Markus Stühlinger, de la Universidad de Medicina de Innsbruck, en Austria.
Las interferencias que pueden afectar el funcionamiento de estos dispositivos pueden ocurrir durante procedimientos médicos debido a campos electromagnéticos
Las interferencias que pueden afectar el funcionamiento de estos dispositivos pueden ocurrir durante procedimientos médicos debido a campos electromagnéticos, por ejemplo, durante una cirugía, un campo magnético, radiación u ondas acústicas. El resultado es que el dispositivo cardíaco electrónico puede dejar de funcionar de manera temporal o permanente, o administrar una descarga innecesaria. Por todo ello, los autores describen los pasos que deben tomarse para evitar el mal funcionamiento del dispositivo debido a la interferencia.
Para la cirugía, el primer paso es verificar qué tan dependiente es el paciente del dispositivo; por ejemplo, ¿necesita estimulación constante o no? Además, el personal médico debe comprobar que el dispositivo y su batería funcionan correctamente.
El segundo paso es probar cómo responde el dispositivo al colocar un imán junto a él. Si el dispositivo reacciona como se esperaba, entonces la cirugía puede continuar con normalidad y se debe monitorear el ECG y el pulso. Si el comportamiento del dispositivo es anormal, se puede colocar un imán cerca del dispositivo durante la cirugía para inhibir la interferencia del electrocauterio.
Por su parte, la resonancia magnética solo debe realizarse en pacientes con estos dispositivos en centros con equipos, protocolos y equipos adecuados y para la radiación, existe un pequeño riesgo de que los dispositivos cardíacos no funcionen correctamente después de la terapia.