AaLa terapia impulsada por inteligencia artificial (IA) genera campos electromagnéticos que mejoran la recuperación y reducen la discapacidad causada por un accidente cerebrovascular isquémico.
En este sentido, el Sistema BQ de BrainQ es un dispositivo portátil, conectado a la nube, que ofrece campos electromagnéticos de baja intensidad y frecuencia extremadamente baja (ELF-EMF), adaptados al paciente individual.
Así, al tomar varias medidas electrofisiológicas, como la electroencefalografía (EEG), la electromiografía (EMG) y la magnetoencefalografía (MEG), que caracterizan la actividad oscilatoria neural, el dispositivo puede administrar la terapia ELF-EMF neuromoduladora, a frecuencias específicas, para influir en estas oscilaciones y ayudar en la neurorrecuperación.
Además, el Sistema BQ extiende la ventana de oportunidad para el tratamiento del accidente cerebrovascular, de varias horas durante la fase aguda a días e incluso semanas en la fase subaguda posterior al accidente cerebrovascular.
El Sistema BQ extiende la ventana de oportunidad para el tratamiento del accidente cerebrovascular, de varias horas durante la fase aguda a días
El efecto de ELF-EMF sobre la recuperación de condiciones neurológicas incluye evidencias de cambios en la señalización del calcio, que se sabe que influye y media en casi todos los procesos celulares; proliferación, así como diferenciación, de múltiples tipos de células (incluida la neurogénesis de células madre neurales); regeneración de nervios periféricos; efectos sobre las moléculas polares, probablemente responsables del desarrollo de las proyecciones neurales y cambios en los niveles de factores de crecimiento relacionados con la plasticidad en humanos.
La neuroplasticidad describe la capacidad de las redes neuronales del cerebro para cambiar a través del crecimiento y la reorganización. Estos cambios van desde las vías de las neuronas individuales que hacen nuevas conexiones hasta ajustes sistemáticos como la reasignación cortical. Alguna vez se pensó que la neuroplasticidad existía solo durante la infancia, pero la investigación ha demostrado que la plasticidad dependiente de la actividad, que se puede manifestar incluso en la edad adulta, puede tener implicaciones significativas para la recuperación del daño cerebral.