Un equipo de investigadores de la Universidad de Arizona (Estados Unidos) ha desarrollado un dispositivo optogenético avanzado que permite estimular, de forma simultánea, múltiples áreas del cerebro y controlar la intensidad de luz emitida. El sistema miniaturizado, de tipo inalámbrico y que no cuenta con batería, allanará el camino para el tratamiento de los trastornos neurológicos graves y el control del dolor crónico.
La optogenética es una práctica que se basa en dotar a neuronas específicas con unas proteínas denominadas opsinas, que pueden estimular a esta célula del sistema nervioso para que actúe cuando se expone a la luz. A día de hoy, esta técnica es, fundamentalmente, una herramienta de investigación para ayudar a los científicos a descubrir cómo funciona el cerebro.
"La ventaja de la optogenética es que tiene especificidad celular: puede dirigirse a grupos concretos de neuronas e investigar, así, su función y relación en el contexto de todo el cerebro"
"Estamos elaborando estos mecanismos para entender cómo funcionan las diferentes partes del cerebro", ha señalado Philipp Gutruf, uno de los investigadores del trabajo. "La ventaja de la optogenética es que tiene especificidad celular: puede dirigirse a grupos concretos de neuronas e investigar, así, su función y relación en el contexto de todo el cerebro".
No obstante, esta técnica también tiene un enorme potencial terapéutico. Por ejemplo y en un futuro, los médicos podrían usarlo para activar el movimiento en pacientes con parálisis o para desactivar las neuronas que causan dolor. Sin embargo, la administración precisa y conveniente de luz al cerebro ha planteado un obstáculo.
Hasta la fecha, los dispositivos optogenéticos han sido voluminosos, sobresaliendo visiblemente del cráneo, y solo han permitido a los investigadores estimular un área del cerebro. Además, no ha sido posible alterar la frecuencia o la intensidad de la luz administrada, lo que limita el nivel de control que un médico podría ejercer.
Este nuevo dispositivo optogenético aborda esas deficiencias y podría allanar el camino para las aplicaciones clínicas. "Pudimos implementar el control digital sobre la intensidad y la frecuencia de la luz que se emite. Junto a ello, los dispositivos están muy miniaturizados, por lo que se puede implantar en el cuero cabelludo", ha manifestado Gutruf, quien ha añadido que "también podemos estimular de forma independiente múltiples lugares en el cerebro, lo que tampoco era posible antes".