El monóxido de carbono se produce cuando se queman combustibles orgánicos como gas butano o propano, petróleo, gasóleo, gasolina, queroseno, carbón o madera. Todos los aparatos domésticos que queman combustible, tales como calentadores de agua a gas, estufas, fogones o nos fuere de cocina de gas y braseros de leña, consumen oxígeno y producen monóxido de carbono. Lo mismo sucede con las chimeneas, calderas y automóviles y con cualquier otro tipo de motor no eléctrico.
La intoxicación a causa del monóxido de carbono puede ser fatal, ya que respirado en grandes dosis puede causar la muerte por intoxicación en pocos minutos. Las personas que presentan mayor sensibilidad ante su exposición son las mujeres embarazadas, los bebés, los niños pequeños, las personas mayores y las que padecen de anemia, problemas del corazón o respiratorios.
La investigación utiliza un oxigenador de membrana extracorpórea para hacer brillar la luz a través de la sangre extraída y devuelta a los animales
Ahora, los investigadores del Hospital General de Massachusetts han demostrado que un nuevo dispositivo que trata la sangre del paciente con luz visible funciona mejor que la terapia de oxígeno estándar de atención.
La investigación, hasta ahora realizada en ratones de laboratorio, utiliza un oxigenador de membrana extracorpórea para hacer brillar la luz a través de la sangre extraída y devuelta a los animales. Se sabe desde hace más de un siglo que la luz puede romper el enlace de CO, eliminando efectivamente la molécula mientras deja el oxígeno intacto, pero solo ahora este fenómeno finalmente se ha utilizado en la práctica.
Los ratones tratados mostraron niveles mucho más altos de eliminación de CO en comparación con un grupo de control, y aquellos con daño pulmonar sobrevivieron en mayor número.