La insuficiencia cardiaca se manifiesta cuando alguna estructura del corazón está dañada, provocando que el corazón no bombee la sangre de forma adecuada. Como consecuencia, la situación puede derivar "en un insuficiente aporte de oxígeno y nutrientes al organismo, y también en un cúmulo de líquidos en diversos órganos y tejidos".
Uno de los principales problemas en el tratamiento de la insuficiencia cardiaca es que, en las primeras fases, esta enfermedad puede pasar desapercibida, lo que puede derivar en un pronóstico más grave.
Según los últimos datos consultados, se producen alrededor de 100.000 hospitalizaciones anuales por insuficiencia cardiaca, siendo, además, la primera causa de hospitalización en mayores de 65 años.
El dispositivo contiene un depósito que se adhiere directamente al tejido cardíaco dañado
Los reingresos en pacientes con esta patología también son muy frecuentes, lo que lleva a una mortalidad anual en torno al 16% pero que se acerca al 60% a los 10 años de padecerla y supone la cuarta causa de muerte en España. En definitiva, esta patología representa el 3% de todos los ingresos hospitalarios y el 2,5% del coste de la asistencia sanitaria.
La causa más frecuente de esta patología en pacientes ancianos es la hipertensión arterial, seguida de la enfermedad coronaria y de la patología valvular, y se asocia con frecuencia a otras enfermedades como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la anemia, la insuficiencia renal, la diabetes o la demencia.
Tras sufrir un infarto, el área afectada no se puede regenerar por lo que el corazón debe reestructurarse para compensar la actividad de la zona dañada. En la mayoría de los casos, esta remodelación suele conllevar un fallo de una válvula cardiaca lo que da lugar a la insuficiencia cardiaca.
Actualmente, existen algunos fármacos para prevenir la insuficiencia cardiaca lo que pasa que deben administrarse directamente sobre el área afectada por lo que el paciente tiene que pasar un gran número de veces por el quirófano.
Ahora, un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts en Estados Unidos ha desarrollado un dispositivo para detener la progresión del ataque cardiaco a la insuficiencia cardiaca.
DIRECTAMENTE AL TEJIDO CARDIACO DAÑADO
Bajo el nombre de 'Therapi', el dispositivo contiene un depósito que se adhiere directamente al tejido cardíaco dañado. Precisamente, una línea de recarga conecta el depósito o reservorio a un puerto en o debajo de la piel del paciente donde el propio paciente o un profesional pueden inyectar terapias.
En un nuevo estudio publicado en la revista 'Nature Biomedical Engineering', los investigadores han explicado que el material que han empleado para construir el reservorio ha sido crucial. "Necesitábamos que actuara como una esponja para que pudiera retener la terapia en el lugar exacto en donde era necesaria, algo que es difícil de lograr dado que el corazón está continuamente comprimiéndose y moviéndose", han explicado.
Asimismo, el depósito brinda una oportunidad única para administrar terapias con células madre. Actúa como una fábrica de células. En lugar de pasar a través de la membrana hacia el corazón, las células permanecen dentro del reservorio donde producen factores paracrinos que promueven la curación en el tejido cardiaco dañado.
El dispositivo ha sido probado en ratas y demostró ser eficaz para mejorar la función cardiaca tras un infarto. Los investigadores administraron dosis múltiples de células a un corazón dañado durante un periodo de cuatro semanas. Luego, analizaron los cambios hemodinámicos en el tejido utilizando un catéter de volumen de presión y utilizaron la ecocardiografía para comparar los cambios funcionales a lo largo del tiempo.