Cerca de un tercio de las personas aquejadas por hipertensión pulmonar fallece en los cincos años posteriores al diagnóstico
Casi una de cada tres personas aquejadas de esta enfermedad perece en los cincos años siguientes al diagnóstico. Inyecciones, fármacos o el trasplante de pulmón son algunos de los tratamientos que actualmente se emplean contra la hipertensión pulmonar. No obstante, los facultativos siempre han lamentado no saber con exactitud de qué tiempo dispone el paciente para optar entre una u otra terapia. Por eso, el sistema desarrollado por este grupo de científicos da a los médicos una información muy precisa acerca de la esperanza de vida del enfermo. Y es que la inteligencia artificial ha procesado datos de resonancias magnéticas del corazón y resultados de pruebas sanguíneas de 256 personas. Además, el ordenador ha estudiado el movimiento de 30.000 puntos diferentes en la estructura cardíaca cuando late. Todo este volumen de análisis, junto con ocho años de registros de la salud de cada paciente, ha posibilitado que el software haya aprendido a valorar y anticipar el estado de salud del corazón del paciente durante el lustro posterior, prediciendo de este modo el momento en que dicha persona fallecerá.
APRENDIZAJE AUTOMÁTICO
Las conclusiones de esta investigación han aparecido publicadas en la revista Radiology. Según los resultados, en el 80% de los casos la inteligencia artificial es capaz de predecir de forma correcta qué pacientes de hipertensión pulmonar estarán vivos el próximo año. En cambio, los médicos tan sólo aciertan en el 60% de las ocasiones.
El doctor Declan O'Regan, uno de los investigadores detrás del nuevo sistema, ha declarado a la cadena británica que esta inteligencia artificial “realmente permite adaptar el tratamiento individual”. Por su parte, el doctor Mike Knapton, de la British Heart Foundation, ha dicho: “Este emocionante uso de software informático en práctica clínica ayudará a los médicos a asegurarse de que los pacientes reciben el tratamiento correcto antes de que su condición física se deteriore”. Los creadores de esta nueva tecnología quieren ponerla a prueba en más hospitales y extender su utilización a otras formas de insuficiencia cardíaca, como la cardiomiopatía.
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